Bajo el parterre que se camina en Santa Fe yace un icónico centro comercial transgresor con el espacio arquitectónico y empático con el medioambiente.  Grupo Copri reconceptualiza la edificación con este inmueble y  se coloca un paso adelante en desarrollos vanguardistas

Por Ricardo Donato, Fotografía: Cortesía de Grupo Copri

Cuando uno deambula por las boutiques y galerías subterráneas de Garden Santa Fe, se tiene la sensación de vivir lo que Vera Pávlovna, la heroína de la novela ¿Qué hacer? (1863) del escrito ruso Nikolái G. Chernyshevski, experimentó frente al Palacio de Cristal londinense en 1851: “¿Qué es este edificio y qué arquitectura tiene? Ahora no existe nada semejante”.

Y es que, en el fondo, todo mall o centro comercial contemporáneo sigue las mismas reglas que la icónica obra decimonónica de Joseph Paxton: la inmersión dentro de una esfera de confort completamente protegida del exterior, donde cada individuo gesta sus fantasías hedonistas a partir de la nociones de ocio, tiempo libre, goce e hiperconsumo.

Así, el mall simboliza lo que el filósofo alemán Peter Sloterdijk ha atinado en llamar el “espacio interior del capital”, el cual “no es ninguna ágora ni venta masiva al aire libre, sino un invernadero, que ha traído hacia el interior todo lo que antes estaba en el exterior”.

Sumergido a 35 metros de profundidad, este invernadero luminoso del subsuelo no es la excepción e, incluso, empuja los límites arquitectónicos que sustentan el concepto de plaza o centro comercial desde el siglo XIX hasta nuestros días.

Gracias a un diseño de vanguardia que aprovecha al máximo la iluminación natural y a su sistema de celdas fotovoltaicas, Garden Santa Fe ahorra hasta un 40 por ciento de electricidad

Más allá de un simple centro comercial
Inaugurado en mayo de 2014, la historia de este recinto bajo tierra nace a la par de este siglo, cuando fueron esbozados sus primeros dibujos, en 2001. Ya desde entonces, existían diversas propuestas que buscaban rescatar la glorieta Guillermo González Camarena número 1205, un terreno completamente abandonado, casi baldío y sin mayores beneficios para la comunidad.

Una década después, se planteó una solución arquitectónica para responder a las necesidades recreativas de una de las zonas con mayor densidad de edificios corporativos y residenciales de la ciudad. El proyecto inmobiliario corrió a cargo de las firmas KMD y Arquitectoma, y fue desarrollado por un grupo de inversionistas y desarrolladores mexicanos, liderados por Grupo Copri.

La premisa era conservar el parque, pues la percepción de la mayoría era que estos terrenos eran propiedad del gobierno capitalino, pero que luego adquirimos para hacer un centro comercial, que si bien se mantiene de forma privada fue concebido como un parque para uso público”, relata en la memoria audiovisual del proyecto el arquitecto Francisco Martín del Campo, fundador de Arquitectoma.

El diseño, agrega, consistió en desplegar una serie tragaluces cónicos invertidos, cuya función principal sería la de permitir la entrada de luz natural hacia el interior de un centro comercial subterráneo, con extensas áreas verdes en la superficie.

Garden Santa Fe, en efecto, plantea un más allá de la noción tradicional de mall, pues a diferencia de sus pares, no es solamente un “invernadero gigante de relajación” (Sloterdijk dixit), sino también una reformulación del espacio público inspirada en un ideal de protección urbana absoluta.

Sus cimientos conceptuales, en este sentido, son claros: preservar y aprovechar al máximo las áreas verdes circundantes, además de fungir como una solución ejemplar a los problemas de la movilidad de esta zona: embotellamientos, contaminación, inseguridad, falta de espacios vehiculares.

“Creemos que en América Latina sí es el primero que maneja este concepto, sustentable y subterráneo, ya que combina tres factores: la sustentabilidad del parque, un estacionamiento público con más de mil 600 cajones para solucionar el tema de movilidad, además de ofrecer el servicio a los corporativos de la zona”, resume Alejandro Ballesteros, director general de Desarrollos Comerciales de Grupo Copri.

En todo momento, la consigna fue siempre la misma: fungir como un paradigma arquitectónico altamente eficiente, moderno y autosustentable. Pero en el camino para erigir este ensueño de confort hubo que sortear más de un reto.

Los desafíos constructivos
Como señala el arquitecto José Portillo Riba, socio de Arquitectoma, la construcción de Garden Santa Fe planteó una serie de dificultades técnicas. “Fue un proceso constructivo bastante innovador, ya que tuvimos que delinear un cinturón de concreto, para lo que introdujimos pilas de 35 metros de profundidad de 1 metro de diámetro, antes de empezar la excavación, “metíamos anclas atadas al perímetro y bajábamos otros tres metros de excavación y, entonces, trazar otro cinturón de anclas y así sucesivamente hasta alcanzar los 35 metros”, relata Portillo Riba.

Los trabajos de excavación, prosigue el arquitecto, implicaron la participación de alrededor 700 obreros y contratistas, así como más de 50 maquinarias. En total, se excavaron y removieron 390 mil metros cúbicos de tierra. Una vez concluido este proceso, se levantó un muro de contención y una serie de losas postensadas para los cuatro niveles de estacionamientos y 2.5 niveles comerciales.

Concebido como un edificio subterráneo, presentaba otro desafío singular: evitar que sus visitantes tuvieran la percepción de estar enterrados. En ello, obra su vistosa y singular fachada, un alfombra verde delineada por tres amplios conos invertidos, cuyo vórtice se prolonga tres plantas bajo tierra.

Estas estructuras presentan una superficie de cristales esmerilados, ondulantes, que favorecen la entrada de luz y ventilación natural. Al interior del inmueble, en los pasillos, boutiques y áreas verdes que serpentean a su alrededor, se optó por materiales claros y piso de mármol blanco para aprovechar al máximo el reflejo de luz.

Hoy, el corazón del Centro Financiero Santa Fe es otro, una alfombra verde con tres grandes vórtices acristalados, un teatro al aire libre, cafeterías, fuentes, espacios recreativos y jardines públicos.

Luz en el subsuelo
Heredero de su época, la experiencia de esparcimiento que ofrece Garden Santa Fe no puede desligarse de la ilusión del hiperconsumo responsable. Es decir, la inmersión dentro de un espacio de confort artificial y transparente (“climatizado”, Sloterdijk dixit), donde el cumplimiento del goce egoísta no se traduce en consecuencias nefastas para el entorno.

En otras palabras, un centro comercial cuyo sentido está íntimamente ligado a los conceptos de sostenibilidad, eficiencia y consumo inteligente. Así, este mall “incorpora tecnología sustentable”, ya que opera con un “novedoso sistema de ahorro de energía”, señala Grupo Copri.

Arriba, en sus 8 mil 500 metros cuadrados de superficie: circuitos para caminar o hacer ejercicio, bancas minimalistas de madera, espejos de agua y coloridas azoteas verdes; abajo, en el subsuelo: amplios y confortables pasillos, obras de arte, escaleras eléctricas y comercios bien iluminados gravitando alrededor de sus tres grandes torbellinos de cristal.

Cabe destacar que, además de ser un gancho estético a la mirada de los paseantes, estas estructuras cónicas invertidas proveen de iluminación y ventilación natural, lo que se traduce en un notable ahorro de electricidad y aire acondicionado.

De los 4.5 megawatts (MW) de energía que consume un edificio de tamaño similar, Garden Santa Fe consume tan sólo 2.7 MW. Esto gracias a las soluciones de diseño y tecnologías instaladas, como celdas fotovoltaicas y calentadores solares, lámparas ahorradoras y luces LED.

Adicionalmente, cuenta también con un “sistema de captación e infiltración de aguas pluviales, tratamiento y uso de aguas negras y grises, con el fin de generar un importante ahorro de agua potable”, señala Alejandro Ballesteros.

Además de ser un gancho estético a la mirada de los paseantes, estas estructuras cónicas invertidas proveen de iluminación y ventilación natural

Se estima que un inmueble de estas dimensiones requeriría 217 mil 100  litros de agua diarios, mientras que este mall subterráneo tan sólo utiliza 164 mil 160, lo que representa un ahorro de 71 mil 820 litros al día. Esto es posible gracias a una planta de tratamiento de aguas grises, la cual destina 145 mil 280 litros para riego, lavado de autos e inodoros. Los 18 mil 800 restantes son donados para riego de camellones en la zona.

Estrategias y tecnologías limpias basadas en un modelo de construcción y arquitectura verde que se adapta al entorno en vez de modificarlo o intervenirlo radicalmente. Único en su clase en Latinoamérica, no sólo rescató un espacio descuidado por las autoridades, sino que lo transformó en uno de los núcleos de esparcimiento y de servicios más llamativo al poniente de la capital mexicana.

Los números de Garden Santa Fe
65,000 m2 de área total construida
90 locales comerciales (tiendas, restaurantes, un gimnasio, un boliche, etcétera) distribuidos en 2 niveles
1,600 cajones en 4 niveles de estacionamiento, lo que contribuye a mejorar la vialidad de la zona
8,500 m2 de azoteas verdes
198 árboles y más de 30,000 arbustos plantados en el jardín público

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