En cualquier ciudad, hay todo tipo de crecimientos. Algunos son muy benéficos; otros, exacerban su capacidad, y otros, que están tan alejados de ella son muy nocivos. El reto en todo el mundo es cómo estructurar las ciudades, porque más del 50 por ciento de la población vive en ciudades, pero en México se trata del 75 por ciento, aproximadamente.

Las ciudades son un foco de atención de crecimiento. Por ejemplo, Polanco era una  zona de casas, y llegó un momento en que se hizo un ZEDEC (Zona Especial de Desarrollo Controlado), y lo que se permitió, en algunos casos, según dice la Norma, fue demoler casas si no son patrimonio nacional, si no están catalogadas, y en su lugar construir un edificio que no tuviera más de nueve metros de altura. Entonces, es posible construir edificios de tres pisos en Polanco, y como había que jugar un poco con la fórmula, construyen medio nivel hacia abajo para el estacionamiento, se sube medio nivel al departamento y son pequeños edificios de tres pisos, que pueden tener tres o seis departamentos. Esa zona está muy bien manejada, con densificación controlada.

En otras lugares, la densificación se exacerbó, por ejemplo en Santa Fé. Ahí todo estaba planeado, inclusive la densidad, pero como es una zona de desarrollo nueva, ésta se vulneró, y en donde había edificios de departamentos de ocho pisos, hoy hay de 25. Obviamente esto ha hecho que la capacidad de la zona no sea la ideal; se debió haber revisado nuevamente la capacidad del territorio y del acuífero.

En la zona de Granadas, algo semejante sucedió, porque, si bien, los usos mixtos y la densificación eran deseables, se fue hacia niveles muy altos. Y comenzó bien, como el deprimido en Moliere y Ejército Nacional que hizo Antara.

Hay que tomar en cuenta la capacidad de distribución de agua, y mejorar sus redes. La infraestructura es fundamental. También hay que verificar las redes de generación de electricidad, para poder abastecer y, en su defecto, generar nuevas tecnologías, campos o áreas de celdas fotovoltáicas, que puedan proveer de luz, o los propios edificios que tengan alguna instalación para ayudar en la generación de electricidad, pero también para el tratamiento de agua, que ya se está haciendo poco a poco. Y también en mejorar las calles, y mejorar a su vez, o estructurar, el transporte público.

La forma de hacer vivienda en nuestras ciudades, que es en las periferias, en un principio fue muy bueno, porque era en la periferia inmediata; se hacían conjuntos de viviendas, que además al principio eran triplex o una mezcla, pero se llegó a un modelo de hacer viviendas unifamiliares, como si fueran un tapete continuo, y además sin usos mixtos. Era exclusivamente vivienda. Esto, desde el punto de vista de la sostenibilidad, ha sido muy malo para la ciudad, porque genera demasiada movilidad: no es lógico que una persona tenga que manejar media hora para ir a comprar una medicina.

En Lomas de Chapultepec, cuyo fraccionamiento se trazó en 1927, se tiene la posibilidad de que de cualquier lote, a 10 o 12 minutos caminables, haya un comercio; zonas comerciales distribuidas, porque, claro, estamos en 1927, casi nadie tenía coche, todos se movían a pie. Entonces, ¿por qué no usamos esa planeación que nos es natural?

Sara Topelson
Arquitecta por la UNAM e historiadora del arte por el INBA, fue  la primera presidenta de la Unión Internacional de Arquitectos. Recientemente ha sido nombrada presidenta del International Women´s Forum Mexico

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