Todo mundo habla de la sustentabilidad. Y cuando un concepto se vuelve tan popular, va desvirtuando su significado, pero sobre todo la manera en cómo se materializa en el mundo real. Por fortuna, The Edge ha puesto orden a este lío e, incluso, ha resignificado el concepto de edificación inteligente

Antonio Nieto

La zona de Zuidas, en la parte sur de Ámsterdam, alberga uno de los centros financieros más importantes de Europa. Por su conectividad (tren de alta velocidad, ciclovías, transporte público y un aeropuerto a escasos minutos), este distrito de negocios emerge a la par de una ciudad inteligente, de las más importantes y desarrolladas del mundo, en la que más de 700 empresas han anidado sus corporativos.

El santo grial de los edificios inteligentes se encuentra en este sitio. El futuro nos alcanzó. Así lo hace ver el despliegue de tecnología en The Edge, también uno de los más sustentables del mundo. Sus características son elocuentes: sistemas de captación de agua, generación de energía por paneles solares, bombas de calor, un gimnasio cuyos aparatos generan energía al ser usados, control climático y de iluminación por medio de una app, que hasta conoce los gustos de ambiente interior de las personas.

Es tan inteligente e innovador que el edificio se habría convertido en atractivo turístico, pero los administradores rechazaron la solicitud para que gente de a pie recorriera las instalaciones. No así arquitectos y desarrolladores, que han podido echar un vistazo al futuro en sendos recorridos. Es también tan atractivo que la gente se acerca a buscar trabajo de manera regular.

The Edge también es descrito como el más ecológico del mundo; calificó con 98.4 por ciento,  considerado como “excepcional” en el ranking de sostenibilidad de la certificación BREEAM. Es, también, el espacio de oficinas más interconectado del mundo. Su inquilino principal, Deloitte, desarrolló una app intuitiva que reconoce los gustos de los ocupantes para darles la iluminación o temperatura que ha configurado previamente el usuario; además, las pantallas se pueden sincronizar con smartphones o computadoras portátiles. En el edificio no hay oficinas particulares, ya que éstas se asignan a través de la app y según la agenda de cada persona.

Para la entrada al estacionamiento, las placas de los autos son vistas por una cámara que identifica y da acceso; dentro de éste, hay cargadores para autos eléctricos.

Este lado del edificio recibe energía a través de los paneles solares para proveer electricidad a smartphones, laptops y autos eléctricos

En The Edge nació el Internet de las cosas
También de esto estamos hablando. ¿Las luminarias como puntos de acceso a internet? La tecnología LoE Led, de Philips, es un sistema conectado a cables de Ethernet de bajo voltaje, lo que significa que cada luz en el edificio se convierte en una conexión a la red, con 30 mil sensores. Pero no sólo eso: en comparación con un sistema convencional TL-5, Philips redujo al 50 por ciento el consumo energético.

Aún más. El facility manager, haciendo uso del BMS y el sistema LoE Led, puede ubicar la presencia de personas, monitorear los sistemas HVAC y de iluminación; predicciones de ocupación a la hora del almuerzo (con base en datos históricos, clima y tráfico) para evitar desperdicio de comida; identificación de espacios no utilizados para evitar la limpieza; aviso para luminarios que necesiten reemplazo y notificación de impresoras que requieran papel. Se trata pues de uno de los espacios más conectados del mundo.

Tomando en serio el ahorro de energía
Desde Google Maps se aprecia el techo de The Edge tapizado de paneles solares, los cuales proveen de energía al acuífero que almacena energía térmica. El diseño del edificio puso especial atención a la orientación respecto de la trayectoria del Sol, de tal manera que el lado vidreado ilumina los espacios de trabajo durante el día y la energía que generan los paneles del lado opuesto es utilizada para teléfonos, laptops y autos eléctricos.

The Edge tiene más paneles que cualquier edificio de Europa (son más de 5 mil metros cuadrados ubicados en la fachada  y el techo). La energía que consume es 70 por ciento menos a la de cualquier edificio del estilo; la energía térmica almacenada en un acuífero a 130 metros de profundidad proporciona la energía necesaria para calefacción y aire acondicionado.

El atrio funciona como un regulador entre las oficinas y el ambiente exterior. El excedente de ventilación en oficinas es usado de nuevo en el atrio para climatizarlo. Luego, el aire es ventilado hacia afuera a través de la parte superior del atrio, para posteriormente pasar a través de un intercambiador de calor y hacer uso nuevamente de ese excedente de temperatura.

Como venido del futuro, el edificio también tiene su R2-D2, un robot que patrulla armado con una cámara para identificar algún incidente.

En medio de este sistema inteligente y sustentable, el agua de lluvia es almacenada para el riego de los jardines y la descarga de agua de los baños. Afuera hay colmenas y cajas nido para murciélagos para ayudar a los polinizadores locales.

El éxito de The Edge ha sido tan arrasador que Coen van Oostrom, fundador y CEO de OVG Real State, la empresa desarrolladora, planea construir más edificios como éste hasta que todas la ciudades del mundo tengan edificios inteligentes y no consuman energía, asegura con entusiasmo en un video realizado por Bloomberg.

En el mismo video, el responsable de la de firma de arquitectura que construyó el edificio, PLP Arquitecture, dice: “The Edge es un edificio donde la sustentabilidad es una aspecto importante para hacerlo un buen lugar para trabajar. En neerlandés hay incluso un término para esta nueva moda de pensar en el espacio laboral: het nieuwe werken”, un concepto en el que la tecnología sirve para mejorar la organización y el conocimiento.

Para OVG Real State, la sustentabilidad es algo más que un rating. Al final, The Edge es para las personas, y ha conseguido ser motivador para ellos, a la vez que pone un estándar de eficiencia, sustentabilidad y, desde luego, inteligencia.

El atrio es el alma de The Edge y su función no sólo es estética: ahí sucede también la magia de la termodinámica

Cliente

  • OVG Real Estate

Inquilino principal

  • Deloitte

Instalaciones

  • Oficinas, atrio y restaurante, cafetería, salas de conferencias, 2 niveles de estacionamiento subterráneo para autos y bicicletas

Tamaño

  • 40,000 metros cuadrados

Premios

  • 2015 AIA Continental Europe Awards (Environmental Design Award)
  • Building Research Establishment, BREEAM, ‘Outstanding’ New Construction Certification: ‘World’s most Sustainable Office Building’
  • 2015 MIPIM Awards, Best Innovative Green Building (Finalist)
  • 2016 Your BREEAM Award
  • 2016 BREEAM Award – Offices – New Construction

Fuente: PLP Architecture

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