Desde hace más de dos décadas, este arquitecto mexicano impulsa una visión integral, profunda e innovadora acerca del impacto de la arquitectura en el bienestar de la mente y sensibilidad humana

Por: Ricardo Donato / Fotos: cortesía de spAce

Un creador universal, esta es la frase que mejor define al arquitecto mexicano Juan Carlos Baumgartner. Y no sólo porque posee un espíritu cosmopolita, sino porque su curiosidad por el conocimiento es equiparable a la del polímata u homo universalis renacentista. No sorprende, pues, que su saber abarque múltiples disciplinas que van más allá de la praxis arquitectónica: filosofía, comunicación, psicología, neurociencia, mercadotecnia, negocios, etcétera.

Su preparación, saberes y actividades dan para llenar varias páginas. Sinteticemos: estudió Arquitectura en la UNAM y luego un Diplomado de Diseño de Interiores en la misma institución. También cursó Historia del Arte en la Universidad de Berkeley y un posgrado de Diseño Industrial en La Domus Academy en Milán. Su interés en las relaciones entre cuerpo, espacio y conciencia lo llevó a estudiar una maestría en Neurociencia aplicada al diseño en el Instituto de Arquitectura y Urbanismo de Venecia en Italia.

Desde hace más de 24 años comanda spAce, firma internacional y multidisciplinaria de arquitectura con sede en Chicago, Estados Unidos. El vertiginoso crecimiento de esta compañía pronto se tradujo en la expansión de sus operaciones en América Latina, tocando base en Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Actualmente, cuenta con oficinas en India y Japón, así como despachos asociados en España, Brasil y Holanda, entre otros países.

El éxito de spAce se resume en una cifra: más de 4 millones metros cuadrados construidos de arquitectura corporativa interior y exterior, educación y hotelería, así como obra residencial y comercial, principalmente. Su lema es consecuente con la filosofía de Baumgartner: “Diseñar de adentro hacia fuera”. Es decir, la búsqueda de soluciones sustentables que se originen a partir de la esencia, valores y necesidades del interior de cada proyecto.

Baumgartner, además, ofrece conferencias alrededor de los cinco continentes acerca del futuro del trabajo y de los espacios de organización. “Arquitectura y Diseño Sustentable”, “La Revolución del Diseño” y “Design for Happiness” son algunos de sus temas. También es profesor invitado en Cornish School of Interior Design, Seattle y en la Universidad de Oklahoma en la Escuela de Arquitectura.

Y, por si fuera poco, se da tiempo para diseñar su propia marca de joyas (Joyería Urbana by Baumgartner) y etiquetas de vinos (L by Baumgartner), leer tratados filosóficos, viajar por el mundo y disfrutar de autos deportivos, pero, sobre todo, compartir con sus tres hijos, “quienes lo impulsan cada día a diseñar el contexto que promueva la felicidad de los individuos en un futuro cercano”.

Smart Building tuvo el privilegio de platicar con este inquieto y celebérrimo arquitecto acerca de su visión de la arquitectura y el diseño de interiores.

 

SMART BUILDING (SB): ¿Cúando descubriste tu vocación como arquitecto?

Juan Carlos Baumgartner (JCB):Fue desde muy niño. Mi papá me trajo de Alemania un portafolios que en aquel país era una de las maneras de fomentar el gusto por la ciencia y la técnica, un juego muy educativo, pero el chiste es que estaba llenos de circuitos y funcionaba con celdas solares. Un día se me ocurrió desarmarlo y de ahí saqué todo para hacer una maqueta de lo que podría ser una casa inteligente. Las puertas se abrían automáticamente, se prendían y apagaban las luces dependiendo de las interacciones, no tenía pilas y utilizaba celdas solares. A mi papá por poco le da un ataque. Gané la feria de ciencias de la escuela con esta casa entre inteligente y ecológica en un tiempo en el que no existía la domótica. Desde ese momento me gustó el rollo de la arquitectura.

(SB): “Diseñar desde dentro hacia afuera” es la máxima filosófica de spAce, ¿cómo nace esta idea y cuáles son sus implicaciones prácticas?

(JCB): La frase tiene varios niveles de complejidad que han surgido con la evolución del despacho. En un inicio, spAce diseñaba principalmente interiores debido a que dominaba una arquitectura a la que no le importaba lo que pasaba adentro. Yo fui una de esas personas que se educó en la Facultad de Arquitectura de la UNAM cuando todavía no había una cultura del interiorismo seria. Hoy está mejor, pero todavía no está en donde quisiera. A mi generación se les inculcó que hacer interiores era una arquitectura de segunda. Lo cierto es que los investigadores del primer mundo en temas de salud mental, bienestar y salud pública le dan una importancia altísima al interior. Antes de la pandemia, pasábamos cerca del 90 por ciento en espacios interiores, hoy es casi el 100 por ciento. Entonces, cuando empezamos a tener clientes que nos buscaban para hacer arquitectura exterior, mi filosofía desde un inicio fue que tenía que diseñar desde adentro. Esto también implica preocuparte por el ser humano en forma particular. Cuando diseñas sólo el cascarón del edificio es muy fácil no preocuparse por quién lo habita. Pero cuando diseñas desde el interior, la relación que existe entre bienestar, salud mental y entorno construido es fundamental. Entonces, nuestra filosofía del adentro se hizo más profunda todavía. El verdadero adentro del ser humano es como piensa, cómo percibe, cómo siente y se entiende a sí mismo y al mundo que lo rodea. Fue así que empezamos a profundizar desde hace más de una década en neurociencia. Es decir, ahora lo que nos interesa es entender qué pasa adentro de la persona para luego diseñar el espacio interior y después del cascarón.

 

“Cuando diseñas sólo el cascarón del edificio es muy fácil no preocuparse por quién lo habita. Pero cuando diseñas desde el interior, la relación que existe entre bienestar, salud mental y entorno construido es fundamental”: Juan Carlos Baumgartner, arquitecto.

 

(SB): Fuiste uno de los primeros en certificarse como arquitecto LEED. A tu juicio, ¿cuales son los elementos que hacen sustentables a los edificios?

(JCB): Me acredité hace 19 años para hacer proyectos LEED en el WGBC [World Green Building Council]. Desde entonces contamos con una área especializada en sustentabilidad, a la que llamamos gama verde. La idea es que no todos los proyectos deben tener una certificación, pero sí todos deben cuidar de manera básica el ambiente. Por ejemplo, tenemos un estándar para el consumo eléctrico por iluminación que debe estar 30 por ciento debajo de la norma mexicana, una lista de materiales que jamás utilizamos porque son tóxicos o sus procesos de producción dañan el medio ambiente. spAce fue el primer despacho en lograr un edificio certificado LEED nivel oro en interiores en México, los primeros en acreditarnos, en hacer un proyecto con certificación platino, etcétera. A la fecha somos uno de los despachos que tienen más personas acreditadas.

 

(SB): ¿Cuál es el impacto de las estrategias pasivas de diseño en la salud y productividad de las personas?

(JCB): Hay una tendencia creciente relacionada con la sustentabilidad humana. La sustentabilidad que conocíamos alienaba un poco a las personas. Era el planeta por el planeta, pero en muchas ocasiones se olvidaba al individuo. Cuidar el confort y bienestar del ser humano no está peleado con proteger al medio ambiente. Siento que todavía hay un poco esa desconexión. Veo muchos edificios sustentables y mucha preocupación por el entorno, pero muy poco interés en la salud mental del ser humano que está adentro del edificio. Desde la perspectiva de la neurociencia, hay que entender que funcionamos de manera multimodal. Un gran ejemplo de la multimodalidad de los sentidos es la vista. La visión está regulada en buena medida por los otros sentidos; por ejemplo, el oído interno, cuya estructura es una especie de cantilever cuyos huesos se tensan dependiendo las señales que manda el cerebro a partir de lo que estás viendo. ¿No te ha pasado que en la noche escuchas mejor? Es una combinación de factores: el nivel de ruido en la noche es más bajo, pero también resulta que como no tienes suficiente información visual para tomar decisiones el cerebro le manda una señal a esta estructura del oído interno. En realidad, escuchamos dependiendo de cómo vemos. La relación entre iluminación natural y la vista es muy importante porque regula muchos aspectos adicionales. Es sabido que la luz natural regula los ciclos circadianos que determinan tus horas de sueño. Por eso, en salud mental una de las cosas básicas es que puedas dormir bien, algo regulado por la luz solar, y que no es posible de reproducir con la luz artificial.

(SB): ¿Esta preocupación por el adentro de las personas es uno de los logros de la neuroarquitectura?

(JCB): Cuando tu analizas los temas fuertes de la neurociencia, hay tres temas que son súper recurrentes y relevantes: el cerebro, el cuerpo desde el punto de vista cognitivo y el espacio. El espacio es parte de nuestra realidad y pensamiento. El argumento de que éste nos influye es muy reducido, pues en verdad desde una perspectiva neurocientífica somos espacio y el espacio es parte de nosotros. El filósofo francés Mearly Ponty decía que una silla es una silla hasta que sentabas en ella, y la silla eres tú y tú eres ella. Este es un poco el nivel que debemos empezar a discutir acerca de qué es la arquitectura. El espacio no nos es ajeno, no nos influye nada más, sino que es consustancial a nuestra conciencia. Para el cerebro el cuerpo y el espacio, la percepción, la cognición, son una sola cosa. Entonces, tienes estos dos mundos, la neurociencia, que uno de sus campos más importantes es el espacio, y luego la arquitectura, cuya materia prima es el espacio. Estas dos disciplinas, que parecen completamente ajenas, en el fondo están interesadas y preocupadas por el mismo tema. El problema es que hoy hay muy pocos especialistas que cuenten con las herramientas para poder conectar ambos mundos. Por eso estudié la maestría de Neurociencia Cognitiva. Siento que ambos saberes deben colaborar y tejer puentes para crear métodos que puedas aplicar por un bien común y el bienestar de las personas.

(SB): El diseño, afirmas, es como un “cristal mágico donde inicia la transformación del futuro”. ¿Qué te dice ese cristal en cuanto a cómo debemos enfrentar la pandemia de la covid-19?

(JCB): Me cuesta trabajo decirlo en voz alta por todo lo que nos ha dañado la pandemia y las pérdidas que hemos tenido como sociedad e individuos, pero creo que ya es momento de reflexionar todas las oportunidades que puede traer. Estoy convencido que la covid-19 es un acelerador de megatendencias: el aislamiento social, el trabajo de casa, las restricciones en viajes, una nueva definición de la higiene y el desempleo masivo. Estas tendencias no son nuevas, sino aceleraciones de cosas que ya existían. Por ejemplo, el desempleo masivo se traducirá en una explosión de los microemprendedores. Mucha gente que se quedó sin trabajo tendrá que emprender a la mala, a la fuerza, algunos tendrán éxito y generarán soluciones interesantes. El mundo tendrá muchos beneficios de eso. Otra aceleración es lo que en Europa llaman los nómadas digitales. Cada vez habrá más gente que no esté ligada a un corporativo y a un horario fijo, sino que podrá trabajar desde donde sea, un sueño hecho realidad para muchas personas. Vamos a ver en el 2021 el mundo que íbamos a vivir en el dos mil treinta y tantos. Para las organizaciones que lo entiendan y lo aprovechen será una oportunidad única; en cambio, las que no lo comprendan tendrán un reto complejísimo por delante porque van a estar presentes en una década que no les corresponde.

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Ricardo Donato

Editor Smart Building

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