Antes de que las series de televisión eclipsaran a Medellín como una ciudad que había florecido luego de una cruenta historia, los arquitectos y urbanistas hicieron un rescate del espacio público que ayudó a la ciudadanía a reescribir el pasado.

¿Cómo pasó Medellín de ser la capital mundial del narcotráfico a la metrópolis mundial de las letras y la cultura? La respuesta está en la arquitectura. Y de eso conoce mucho el arquitecto colombiano Felipe Uribe de Bedout, artífice de la reconstrucción de la ciudad. Bajo sus trazos, la urbe adquirió un sentido de tejido común, espacios donde espontáneamente la gente se encuentra.

Verdaderas odas al espacio público, como el “Parque de los pies descalzos” o “Parque de los deseos”, sitios que armonizan con el entorno y las personas. Es la definitiva función social de la arquitectura.

Es fundamental extrapolar esta experiencia a la realidad de México. ¿Cómo puede contribuir la arquitectura al desarrollo social en nuestro país? Mucho. Ya se han realizado pequeños laboratorios. En la colonia Terremotos, de San Luis Potosí, se llevó a cabo un proyecto de rescate urbano, cuyos resultados son magníficos. A cargo de la Corporación para Prevención del Delito mediante el Diseño Ambiental, este espacio cohesionó a la sociedad.

El Instituto Tecnológico de Monterrey, en Nuevo León, también experimentó una transformación a través de su proyecto Distrito Tec de rescate de los alrededores del campus. El resultado lo hizo acreedor al premio de Diseño Urbano 2017 del American Institute of Architects.

La geografía con una urgencia de reestructuración es la que sucede en esta megalópolis. La Ciudad de México cuenta con enclaves tan remotos como inhóspitos, y que al mismo tiempo representan la cara menos amable de la urbe por su segregación y consecuente violencia.

¿Qué respuesta tiene la arquitectura, el urbanismo y la política pública? El rescate del espacio público en México parece haber malinterpretado el concepto por el auge de las plazas comerciales.

Los parques diseñados en Medellín son una referencia acerca de la transformación de la sociedad, los cuales se contraponen con los aquí construidos, malls que no son precisamente parques. La arquitectura es, dentro de ese enorme corpus de soluciones, una respuesta para la transformación del país.

Estar en contra del progreso a través de la construcción es un error, pero también lo es no corresponder a la ciudad. Según la ONU, a cada habitante le corresponde 16 metros cuadrados de áreas verdes para alcanzar el bienestar.

Antonio Nieto

Director Editorial de Grupo Editorial Puntual Media

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