En la actualidad, se calcula que el plástico común tarda entre 100 y mil años en descomponerse. Un grupo de científicos mexicanos de la Universidad Juárez del Estado de Durango está creando un bioplástico fabricado con cáscara de naranja con una rápida biodegradación.

El doctor en ciencias con especialidad en biotecnología, Fernando Vásquez Alaniz, aseguró que después de realizar diferentes pruebas en laboratorio y construir su propio biorreactor, creó, con un grupo de científicos, un plástico biodegradable mediante la bacteria Gluconacetobacter xylinus, que se produce de manera natural por la descomposición de la naranja.

El bioplástico tardaría entre 60 y 90 días en degradarse y podrá servir de materia prima para la fabricación de textiles, envases y embalajes. Hasta ahora se han producido cantidades pequeñas, principalmente para evaluar sus características y su degradabilidad. Sin embargo, no estará disponible para su comercialización hasta mediados de 2018, donde estiman que podrán poner en funcionamiento su primera planta piloto y comercializar el producto.

En la actualidad, el equipo de científicos está conformado por el doctor Vázquez Alaniz, la maestra Marlene Perales García y la estudiante de economía Giselle Mendoza Rocha. El grupo ha fundado la empresa de innovaciones Geco y hasta ahora han trabajo con residuos de naranjas que obtienen de donaciones de empresas jugueras y productores de frutas. Además, han evaluado los costos en caso de necesitar comprar los residuos de la fruta y estiman un precio de 70 pesos por tonelada. El equipo considera la posibilidad de obtener al menos 400 kilogramos de plástico biodegradable por cada tonelada de residuo de naranja.

Vásquez Alaniz explicó que, para producir el plástico, utilizan la capacidad que tiene la bacteria Gluconacetobacter xylinus para producir celulosa, llevándola a un medio de cultivo que utiliza la cáscara de naranja como fuente de carbono. Así, reducen el costo de producción y el objetivo siguiente es aumentar el rendimiento de producción de celulosa mediante una modificación genética de la bacteria.

 

Fuente: Conacyt

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