Para que el mundo camine hacia una ruta segura en pos de la preservación del planeta, la industria de la construcción debe estar alineada con los más exigentes estándares medioambientales. Al ser un acuerdo mundial, se requiere la determinación de todos los actores

Fotografía de portada. La ONU ha determinado objetivos claros de cara a 2030. Por su huella de carbono, el desarrollo sostenible en la industria de la construcción es uno de los puntos de mayor relevancia

Por Alejandra Galetto y Diego Cárdenas

En 2015, más de 150 jefes de estado y de gobierno se reunieron en la Cumbre del Desarrollo Sostenible, donde se aprobó la Agenda 2030. Este documento contiene 17 objetivos de aplicación universal que rigen, desde el 1 de enero de 2016, los esfuerzos de los países para lograr un mundo sostenible hacia 2030.

Algunos estándares que se han considerado en la industria de la construcción para contribuir con la Agenda 2030 son el sistema de certificación LEED, EDGE o SITES.

Para garantizar el desarrollo de los proyectos, es imprescindible la participación de inversionistas, diseñadores, constructores y contratistas, quienes deben cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

Salud y bienestar
Para 2030 se proyecta reducir sustancialmente el número de muertes y enfermedades causadas por productos químicos peligrosos, la contaminación del aire, el agua y el suelo.

En este sentido, es importante reducir y optimizar el consumo de recursos en la construcción; reciclar desechos y usar materiales amigables con el medioambiente; implementar sistemas de manejo del aire interior, controles de humo de tabaco, instalación de trampas de polvo y el correcto uso de la luz interior, así como el manejo de residuos mediante sanitarios ecológicos.

Se calcula que en 2050 al menos 25 por ciento de la población mundial vivirá en un país afectado por la escasez crónica de agua dulce. Por lo tanto, para 2030 se requiere mejorar la calidad del agua, reducir su contaminación, eliminar el vertimiento y minimizar la emisión de productos químicos y materiales peligrosos.

Es necesario disminuir 50 por ciento las aguas residuales sin tratar, reciclar y reutilizar materiales de construcción, así como asegurar que la extracción sea sostenible.

En la industria, se pueden implementar sistemas de saneamiento y de captación de agua, desalinización, uso eficiente de los recursos hídricos, tratamiento de aguas residuales, reciclado y tecnologías de reutilización para su uso en áreas verdes y sanitarios.

La energía eléctrica representa alrededor del 60 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, mientras que en 2015 sólo 17.5 por ciento del consumo final de energía fue de fuentes renovables. Ante esto, la meta para 2030 es duplicar ese porcentaje y garantizar el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos.

Necesario, el desarrollo de proyectos urbanos inclusivos y sostenibles en las ciudades

Industria, innovación e infraestructura
La industria de la construcción es impulsora del empleo y el desarrollo económico. Pese a ello, el valor agregado de la industrialización per cápita es sólo de 100 dólares en los países menos desarrollados, en comparación con más de 4 mil 500 dólares en Europa y América del Norte.

Además, es importante considerar la emisión de dióxido de carbono durante los procesos de fabricación y construcción.

La tarea pendiente es modernizar la infraestructura, utilizando recursos más eficaces, al igual que tecnologías y procesos industriales limpios. También los constructores deben priorizar la contratación de proveedores y contratistas que implementen sistemas que eviten daños medioambientales.

Las ciudades ocupan el 3 por ciento de la tierra, pero representan entre 60 y 80 por ciento del consumo de energía, y el 75 por ciento de las emisiones de carbono, donde además hay problemas de planificación urbana.

Por ello es necesario desarrollar proyectos urbanos inclusivos y sostenibles, que atiendan problemas como la emisión de gases de efecto invernadero, la ineficiente recolección y gestión de los desechos sólidos, la falta de infraestructura para otorgar servicios básicos y proveer de agua limpia, y, al mismo tiempo, que garanticen el acceso a servicios básicos, energía, vivienda y transporte.

Para lograr la sostenibilidad, se debe gestionar de manera ecológica y racional el uso de productos químicos y los desechos a lo largo de su ciclo de vida, según los estándares internacionales, así como reducir su liberación a la atmósfera, el agua y el suelo. En la cadena de valor, es imperativo identificar los “puntos críticos” donde exista mayor potencial para aminorar los efectos ambientales y sociales.

Acción por el clima
Algunos avances del trabajo contra el cambio climático se reflejan en que en 2015 la inversión mundial en energías renovables ascendió a 286 mil millones de dólares, es decir, más que el doble de la destinada a combustibles fósiles.

La solución implica que las constructoras se comprometan a eliminar las emisiones de carbono de sus operaciones y cadenas de suministro; reduzcan la huella de carbono de sus productos, servicios y procesos; mejoren su eficiencia energética, entre otras tareas.

También se requiere establecer alianzas entre gobierno, sector privado y sociedad civil a nivel local, regional, nacional y global, a fin de promover tecnologías ecológicas en armonía con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en beneficio de las generaciones futuras.

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Alejandra Galetto
Es doctora en Gestión Estratégica y Políticas de Desarrollo. Asociada del Despacho Cárdenas y Asociados, y experta en temas de responsabilidad empresarial.

Diego Cárdenas
Es asociado del Despacho Cárdenas y Asociados, y consultor en temas de responsabilidad social empresarial. Abogado por la Universidad Iberoamericana.

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