Las medidas de confinamiento para combatir la pandemia de la covid-19 han generado que edificaciones de todo tipo como oficinas, comercios, hoteles y centros comerciales, entre otros, hayan registrado una baja sustancial en su ocupación, en algunos casos de hasta cero personas.

Los propietarios y administradores de edificios tienen el reto de mantenerlos funcionando, haciendo los ajustes necesarios para que puedan reintegrarse a su operación habitual lo antes posible, y procurando un manejo eficiente de los recursos que se vea reflejado en un ahorro de costos operativos, informó Schneider Electric en un comunicado.

Tania Kalinka Cerda, directora de la división Digital Energy de Schneider Electric México y Centroamérica, indicó que el primer paso para gestionar edificios desocupados es la optimización en las cargas que consumen energía como iluminación, ventilación, climatización, refrigeración y bombeo.

Para ello, la experta recomendó el uso de un sistema de gestión de edificios (BMS). Por ejemplo, programando una secuencia automática entre las persianas y el sistema de iluminación, se puede mantener un nivel adecuado de luz natural cuando sea posible, lo que redunda en un ahorro de electricidad.

Los principales aspectos a considerar son:

  1. Tener en cuenta las nuevas cargas de BTU. Los ocupantes y los sistemas que los soportan (iluminación, TI, etcétera) agregan calor al edificio, el cual se mide unidades térmicas británicas (BTU). Los sistemas HVAC se calibran para una cierta carga de BTU estimada para ocupación típica, pero esto cambiará con baja ocupación. En otras palabras, no se trata sólo de cambiar el termostato unos cuantos grados, también se deben tener en cuenta las cargas BTU más bajas.
  2. Evaluar los sistemas de ventilación y economización (uso de aire exterior). Durante la baja ocupación, es necesario ventilar las partículas y mantener una adecuada dilución de dióxido de carbono, pero a menudo se puede reducir este nivel si el sistema de automatización no lo administra. Un rango más amplio de temperaturas aceptables significa que también se puede disminuir la presurización y usar economizadores de aire con mayor frecuencia. La idea es disminuir los controles de temperatura para aumentar la eficiencia energética. Se sugiere consultar a la empresa que provee los servicios de automatización de edificios para conocer los ajustes óptimos.
  3. Mantener la humedad bajo control. El moho y la humedad pueden convertirse en problemas si los puntos de rocío interiores no reciben un mantenimiento adecuado. Si éstos son demasiado bajos, se podría formar condensación en componentes de calefacción, ventilación y aire acondicionado fríos y materiales sensibles del edificio. En cambio, si son demasiado altos, la humedad relativa puede elevarse por encima del 80 por ciento, lo que no se ajusta a las normas recomendadas.
  4. Revisar los espacios eléctricos y de almacenamiento. Durante una operación normal, las salas de almacenamiento y de electricidad suelen mantenerse a temperaturas cómodas para el beneficio de los trabajadores de mantenimiento. Sin embargo, los cuartos eléctricos suelen clasificarse como operación en exteriores, lo que significa que pueden ajustarse a más de 37 °C y mantenerse dentro de las recomendaciones de los fabricantes. Permitir temperaturas más altas en las salas eléctricas puede reducir la demanda de infraestructura eléctrica y ahorrar energía durante la baja ocupación. Sin embargo, deben mantenerse puntos de referencia típicos en salas de servidores y de TI para evitar tiempos de inactividad o daños.
  5. Ajustar ventiladores y congeladores. No hay que olvidar las cocinas comerciales, laboratorios y otros espacios con ventiladores, congeladores y cámaras frías. Estos equipos a menudo están configurados para funcionar 24/7 y, por lo tanto, si continúan funcionando, se perderá energía. Si ya no hay productos para almacenar en refrigeradores, se recomienda apagarlos.
  6. Proteger el sistema de agua. Verificar que el agua siga fluyendo a través de los tubos. El agua estancada genera un riesgo para la salud en los sistemas domésticos y puede conducir a una corrosión más alta de la normal en los sistemas no potables. Se sugiere consultar al especialista en servicios de agua para encontrar la regulación más precisa sobre el flujo mínimo de agua. Para calderas de vapor y agua caliente, hay que verificar con especialistas capacitados para reducir o apagar calderas, que pueden no ser necesarias durante la baja ocupación.
  7. Monitorear el edificio para ver cómo responde. Este período puede ser la primera vez que el edificio ha estado operando en condiciones de eficiencia profunda o baja ocupación. Para asegurar esté respondiendo bien a los cambios sistémicos importantes, hay que monitorear las condiciones ambientales, de energía y de seguridad en una cadencia predeterminada. De lo contrario, podrían surgir problemas de humedad y puntos de conexión, entre otros.

 

Por último, Kalinka aconsejó realizar un listado de todos los activos conectados, entre ellos, aires acondicionados, iluminación, calderas, enfriadores y ventilación. Con ello determinar cuáles se pueden ajustar de manera automatizada y cuáles deben manualmente.

Con un BMS, agregó, se podrá monitorear si los cambios ejecutados están ayudando a moderar el consumo eléctrico. Asimismo, se debe establecer una bitácora con los cambios realizados, para retornarlos a sus parámetros originales una vez que la operación del inmueble vuelva a su normalidad.

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Paola Guevara

Periodista

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