Para un edificio construido en México, la exposición continua al sol es, en realidad, una situación para tomarse en serio, ya que si no se controla desde la fachada puede generar problemas de luminosidad y temperatura en su interior

Por Antonio Augusto Oliveira, Fotografía: Cortesía de Somfy

México forma parte del “cinturón del Sol” con una de las mayores incidencias de radiación solar en el mundo. Su territorio cuenta con áreas de gran variación térmica durante el año, algunas épocas con excesivo calor y otras con frío intenso sin contar con la presencia constante de alta luminosidad. Sin embargo, el cambio climático ha llegado para tornar las variaciones climáticas aún más extremas.

En este contexto, el tema de la eficiencia energética para edificaciones en México es cada vez más importante. Con un nuevo código y normas, éste ha sido elaborado con la intención de lograr una reducción en el consumo de energía. De esta manera, diseñar y renovar un edificio comercial se ve más y más complejo al impactar de manera importante en la industria de la construcción.

Esta complejidad aumenta cuando se trata de las fachadas de los edificios comerciales, que es la interfaz donde tienen lugar la mayoría de los intercambios térmicos, siendo el área más expuesta al efecto constante e implacable de la radiación solar y de la variación térmica.

El uso cada vez más frecuente de fachadas de vidrio otorga libertad estética y contemporaneidad a los proyectos, acceso a la vista externa y luz natural para los ocupantes, un doble desafío para los profesionales de la construcción: cómo mejorar el rendimiento energético de las edificaciones y proporcionar a los ocupantes el máximo confort y bienestar.

Las fachadas de vidrio son el área más expuesta a los efectos de la radiación solar y de la variación térmica

Protección solar automatizada

Una forma comprobada y eficiente de superar este doble desafío es la automatización de la protección solar, ya que funciona como un filtro dinámico entre el interior y el exterior.

Una fachada equipada con protección solar automatizada cumple dos funciones: poner una barrera a la luz del sol no deseada y regular el intercambio de calor, en consonancia con las necesidades de los ocupantes del inmueble.

Por ejemplo, en verano, en los edificios comerciales acristalados existe el problema de las ganancias excesivas de calor por radiación solar. Esto sucede cuando la luz no visible que contiene radiación infrarroja cruza por los vidrios y se vuelve calor radiante cuando es absorbida por el ambiente interno, aumentando la necesidad de refrigeración.

La protección solar automatizada minimiza este problema con las persianas enrollables, reflectando hacia el exterior parte de la luz captada en el interior y absorbiendo el calor radiante; al mismo tiempo, garantiza que los usuarios tengan acceso a luz natural visible y no deslumbrante que beneficia a la salud.

En invierno, sobre todo en las noches más frías, el textil se convierte en un elemento adicional para contribuir con el aislamiento térmico de la fachada, lo que evita la perdida de calor para el exterior y, consecuentemente, reduce la necesidad de calefacción. 

Los fines de semana, por medio del sistema de programación horaria, también es posible mantener abajo las persianas, protegiendo los muebles contra la radiación UV y manteniendo la temperatura interna lo más cerca posible de la ideal, para que cuando el sistema de aire acondicionado sea accionado el día lunes, se utilice la menor cantidad de energía para llegar al set point asignado.

Las persianas enrollables absorben el calor radiante y reflectan la luz solar al exterior

Integración inteligente

Esta solución puede trabajar de forma autónoma o ser integrado fácilmente a un Sistema de Gestión de Edificios (BMS, por sus siglas en inglés), así como a otras plataformas de automatización. Como su controlador opera conectado a la internet, el control manual de las persianas, por parte de los ocupantes, puede realizar con extrema facilidad a través de cualquier celular, tableta u ordenador. Sólo basta con entrar a una página web con un login y contraseña previamente registrados.

Para mantener las persianas enrollables en su correcta posición, el sistema cuenta con un controlador que se basa en dos informaciones: la trayectoria del Sol que proviene de una carta solar incorporada en su software y la cantidad de luminosidad que incide sobre las fachadas, alimentada por sensores externos. Así, las persianas suben y descienden pocos centímetros de manera casi imperceptible, siempre protegiendo al ocupante y garantizando el máximo acceso posible a la vista externa.

Cuando se cuenta con persianas automatizadas es posible también alcanzar un ahorro adicional y significativo de energía, con la instalación de sensores internos de luminosidad:  reducen el consumo de luz artificial, adecuando la iluminación natural, siempre y cuando ésta no deslumbre o interfiera con las actividades de la oficina.

La iluminación natural, sin deslumbramiento y con vista externa impacta positivamente en el estado de ánimo, productividad y bienestar de las personas

Mejoras en salud y productividad

Pero no es sólo el aspecto energético que debe tenerse en cuenta para la ocupación de un espacio de trabajo. Es bueno recordar que el confort será decisivo, pues impacta directamente en uno de los principales gastos de una oficina: el recurso humano. Una serie de estudios han comprobado que proporcionar a los ocupantes de un edificio con acceso a la luz natural, sin deslumbramiento, y con vista externa, tiene un impacto positivo en su estado de ánimo y productividad.

Este es el enfoque de la certificación WELL®, la primera certificación en centrarse, exclusivamente, en la forma en que los espacios corporativos, y todo lo que contienen, pueden mejorar el confort, salud y bienestar de los ocupantes.

Aunque su adopción aún es voluntaria, mundialmente, para septiembre de 2017, ya había más de 530 proyectos con certificación WELL®, lo que representa más de 9 millones de metros cuadrados de espacio certificado. La búsqueda para lograr esta certificación ya está empezando en México, impulsada por empresas que se han percatado de que la productividad de sus empleados está directamente asociada con tener un espacio de trabajo saludable. El control de la luz natural y acceso a la vista externa son requisitos muy valorados por la certificación WELL®, por lo que la automatización de la protección solar se plantea como una estrategia altamente atractiva.

La protección solar automatizada también ofrece ganancias significativas para la certificación LEED®. Se puede ganar puntos, por ejemplo, en los criterios de optimización del rendimiento energético, acceso a luz natural y vista externa.

La adopción de la automatización de la protección solar por parte de los desarrolladores y propietarios de los edificios puede ser hecha de manera gradual y con una baja inversión. Para dejar el edificio preparado para automatizar sus persianas basta instalar un backbone compuesto por controlador y sensores. La instalación de las persianas motorizadas puede quedarse a cargo de quien va a ocupar los pisos.

La adquisición del sistema como un todo también es una opción que algunos desarrolladores y propietarios están implementando, después de haber comprendido las ventajas que un sistema de automatización como éste puede proponer en términos de marketing y ventas para su edificio.

Finalmente, cabe recordar un hecho que el mercado ya percibió: los edificios que estén más preparados para ofrecer tanto confort como bajo consumo energético serán aquellos con mayor valorización de su metro cuadrado.

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Antonio Augusto Oliveira

Ingeniero mecánico con especialización en Calidad y Productividad. Profesional de ventas técnicas y gerente de proyectos con 25 años de experiencia en las industrias de la construcción, automotriz y de manufactura. En la actualidad, ocupa el cargo de gerente para América Latina en Somfy para proyectos de construcción comercial, donde cuenta con 15 años de experiencia, cinco de ellos en Protección Solar Dinámica.

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