Con el aumento de la demanda de energía en las metrópolis mexicanas durante los últimos años, la iluminación inteligente es ya un punto a considerar para optimizar los recursos públicos y garantizar un mayor ahorro energético.

Por Javier Aranda

El crecimiento acelerado de la población en México en lo que va de este siglo ha desembocado en una ampliación progresiva en el tamaño de las metrópolis y sus necesidades. Este fenómeno ha dado pie a una alta demanda de recursos y servicios (como internet, seguridad, agua y energía), a la par de importantes impactos negativos en el medio ambiente.

Analicemos el caso de la electricidad. A pesar de la pandemia, la urgencia por contar con luz disminuyó apenas un 3 por ciento, aún cuando el PIB llegó a descender hasta un 9 por ciento. De hecho, un estudio reciente de Standard & Poor’s reveló que tener una conexión energética eficiente se convirtió no sólo en un factor vital para mantener la actividad productiva en algunas regiones, sino también para sostener las condiciones básicas de vida para las ciudades.

Además, la misma firma prevé que, para del 2021, la demanda de energía crecerá 4 por ciento; mientras que, para 2022, alcanzará un 3 por ciento a nivel mundial. En este panorama, la iluminación inteligente de las ciudades se ha convertido en un punto a considerar para optimizar los recursos públicos y la garantía de suficiencia de este servicio. De hecho, la tendencia apunta hacia allá.

El cambio de luminarias en las ciudades de México puede generar ahorros de un 20% a un 89 % en el gasto gubernamental de municipios y alcaldías.

Hace dos años, la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee) estimó que el cambio de luminarias que sirven para el alumbrado de las ciudades en México puede generar ahorros de entre un 20 y un 89 por ciento en el gasto gubernamental de municipios y alcaldías. Es por ello que el desarrollo de tecnología en este rubro es básico no sólo para garantizar el abasto, sino también, para eficientar el uso de recursos.

La Conuee estimó, en ese entonces, que el alumbrado público ocupaba el 2.25 por ciento del consumo de energía eléctrica del país, lo que significaba un gasto de 15 mil millones de pesos que los gobiernos municipales debían cubrir a la Comisión Federal de Electricidad. Aunque hoy no existen datos actualizados al respecto, las cifras no deben variar mucho.

Por fortuna, cada vez hay más ciudades que buscan alternativas tecnológicas para optimizar el servicio de abasto energético. De hecho, el mercado presenta cada vez más herramientas que apoyan el ahorro energético en el alumbrado público con una alta eficiencia; sin embargo, también ofrecen otras posibilidades para generar ingresos.

Pensemos en las redes de infraestructura eléctrica que ya existen en los municipios de México. En sus postes es posible montar pequeños dispositivos (microcélulas) que ayudan a que los servicios públicos sean más inteligentes, seguros y conectados. ¿Cómo lo hacen? Bueno, eso se logra a través de los datos que arrojan y brindan información para detectar desperfectos en la red de alumbrado, mejorar la seguridad en zonas con alta delincuencia y monitorear la calidad del aire.

Nighttime view of the Angel of Independence.

Promover esta tecnología en México apuntaría a la conformación de más ciudades inteligentes, además de que se reduciría la brecha digital en el país con dispositivos montados en las luminarias públicas que puedan ofrecer conectividad wifi que atienda, por ejemplo, la necesidad educativa de millones de niños para continuar con sus estudios. Así, las autoridades tienen una nueva oportunidad de ofrecer sus servicios a quienes más lo necesitan.

Nuestro país representa un territorio de enormes retos, pero también de grandes oportunidades para que estas herramientas lleguen a más gobiernos locales. Nuestra tarea está en mostrar sus ventajas no sólo para la administración pública, sino también, para la población. Sólo así podremos conformar un camino claro hacia la transformación digital de las ciudades en México que las hagan más inteligentes y conectadas.

 

Javier Aranda. Ingeniero en Electrónica y Comunicaciones por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Cuenta con un diplomado en Alta Dirección AD-1 por el IPADE Business School, así como un diplomando en negocios en Telecomunicaciones por la Universidad de Thunderbird Arizona. Trabajó en Ericsson Telecom, una de las empresas de telecomunicaciones más reconocidas del mundo. También fue director de desarrollo de negocios y director de Operaciones de la división de Smart Cities en Fortius. Actualmente, se desempeña como country manager & sales director en Ubicquia México.

Twitter: @ubicquia

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