La plataforma celebra las voces de las mujeres en la sociedad y en el movimiento de la construcción ecológica
Por Darinel Becerra, Fotografía: Bruno Martínez
Diversas consultoras coinciden en que más del 50 por ciento del alumnado universitario en el mundo está integrado por mujeres; sin embargo, este grupo de profesionales rara vez alcanza altos niveles en la jerarquía política y corporativa, de hecho, representan sólo el 22 por ciento de los puestos de liderazgo.
De acuerdo con el informe Las mujeres en la gestión empresarial: argumentos para un cambio, elaborado por la Oficina de Actividades para los Empleadores de la Organización Internacional del Trabajo, las empresas que fomentan la diversidad de género, en particular a nivel directivo, obtienen mejores resultados y aumentan notablemente su beneficio.
En dicho documento figuran los resultados de encuestas realizadas en casi 13 mil empresas de 70 países. Más del 57 por ciento de las firmas participantes señalaron que sus iniciativas a favor de la diversidad de género contribuyen a mejorar su rendimiento empresarial.
Así, bajo el lema “La cultura del coraje”, el desayuno Women in Green reunió a un importante número de profesionales durante el Greenbuild México 2019. En este contexto, se desarrolló un panel con destacadas personalidades, cuyo común denominador es su visión verde y que han trabajado tanto en la administración pública como en la iniciativa privada en puestos de liderazgo. Las speakers fueron Laura Ballesteros, Isabel Studer y Martha Delgado.
A continuación, reproducimos parte de sus discursos.
Laura Ballesteros
Secretaria Técnica de la Iniciativa Mujeres en Movimiento
Politóloga especializada en tema de la movilidad, transporte sostenible y derechos humanos. Subsecretaria de Planeación de la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México hasta febrero de 2018.
“Yo quisiera iniciar leyéndoles una declaración que hizo ayer, al término de su periodo, Ada Colau, que es la alcaldesa de Barcelona y que ha sido una mujer apostada por la agenda sustentable, miembro de la red C40, junto con Anne Hidalgo, la alcaldesa de París, mujeres valientes, empoderadas y verdes.
Es verdaderamente rompedor lo que leeré a continuación. Cito: “hemos tenido que sentir de todo. Nos han llamado putas, zorras”, ha revelado Colau antes de, emocionada, admitir que ha planteado abandonar la política por los costos personales y por sus hijos. “Pero vale la pena luchar”, ha remachado. Esto es el pan de todos los días. Es rompedor porque al final nos muestra la realidad como es, y nos muestra este cáncer de violencia de género, en este caso, expresado en lo político y en lo público, pero que no hemos logrado erradicar y que estamos muy lejos de llegar ahí, y que nadie lo va a venir a hacer por nosotras. Creo que esa es la primera cosa que tenemos que tener muy claro. Por eso, enfrentarlo juntas es importante, por eso también ir paulatinamente empoderando a quienes van empezando su camino, es muy importante también.
Yo soy activista. Así me ha gustado definirme toda la vida. Me dedico a la agenda pública, me gusta la política, la entiendo y la creo como una herramienta de transformación de nuestras realidades. Es la manera más clara a través del gobierno y del ejercicio de lo público como podemos escalar las políticas públicas que tanto nos interesan y que tanto beneficio generan en materia de sustentabilidad, y yo decidí escoger este camino, pero al final, sin dejar de ser activa y tener activismo en los temas que me parecen relevantes”.
Isabel Studer
Directora de The Nature Conservancy para México y el norte de Centroamérica
Exdirectora del Instituto Global para la Sostenibilidad, antes Centro de Diálogo y Análisis sobre América del Norte. Exdirectora de la Cooperación Económica Internacional en la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
“Yo quiero compartirles que para mí nunca fue un tema el ser mujer, sino que se trató de una trayectoria bastante heterodoxa porque empecé en la academia siendo profesora. Me interesó lo relacionado con el medioambiente desde muy temprano y se fue convirtiendo en una pasión.
Yo estudié Relaciones Internacionales y en ese mundo uno siempre está obligado a ver un panorama más amplio. En la medida en que fui tomando responsabilidades en el sector público y luego regresaba a la academia, me empecé a dar cuenta de que era muy importante asumir un liderazgo en estos temas, en particular veía la oportunidad de trabajar con el sector privado como un motor de cambio, por las dificultades que recientemente vemos en el mundo, de los gobiernos y los estados por resolver problemas cada vez más complejos. Esto poco a poco me permitió tener una visión más clara de la agenda de sostenibilidad, cuando estaba en el TEC de Monterrey y este instituto global para la sostenibilidad, en donde Martha fue una de las grandes aliadas.
La visión que intenté impulsar era justamente que el gobierno solo no podía resolver los problemas y que el sector privado debía tener un papel esencial por ser la fuente de empleos, de innovación, de tecnología, y ahí construimos una comunidad entorno a esta agenda de sostenibilidad, y me di cuenta que tanto los jóvenes como las mujeres, son dos sectores de la población que mostraban no sólo un interés, sino un liderazgo.
Hoy que estoy en una de las organizaciones de conservación más grandes del mundo, les puedo decir que hay una revolución, incluso, dentro del sector ambiental, porque no están excluidos los temas de la transformación necesaria que debe de haber para que las mujeres puedan tener y asumir un rol de liderazgo dentro de las estructuras de las organizaciones.”
Martha Delgado
Subsecretaria de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores
Ambientalista y funcionaria pública mexicana. Exasesora de la Presidencia del Instituto Nacional de Ecología. Secretaria del Medio Ambiente del Distrito Federal de 2006 a 2012.
“Me ha tocado aprender por la buena, pero yo creo que una parte de la valentía la adquieres con educación. Yo crecí quince años en una playa de San Carlos, Sonora, y yo me hice valiente y ecologista por haber crecido ahí. Todos los días me salía en traje de baño con un palo para ver a qué me iba a enfrentar. Uno piensa que al vivir en un espacio natural es muy romántica la relación entre persona y naturaleza, pero no es así. Es muy difícil, siempre sales picado, rajado, pinchado, mordido, golpeado, azotado. Es cosa de vida o muerte, pero es muy emocionante, es una gran aventura. En los quince años que yo crecí ahí, me topé con muchas cosas y se me fue haciendo el callo de aventarme al mar, a ver a los animales, a entenderlos, y sí, de pronto es complejo el riesgo en el que uno está. Me fui formando poco a poco en este ambiente y arriesgándome. La valentía es eso: la capacidad que tiene uno de tomar riesgos. Y a las mujeres no nos educan para tomarlos sino para evitarlos y por eso de repente no tenemos el valor de decir que no, de decir que sí o el valor necesario para hacer determinadas cosas. Yo obtuve así el valor, a punta de mordidas y de picaduras de mantarrayas, de jaibas y de todo lo que se puedan imaginar. Después de vivir ahí, nos venimos al centro del país y me hice ecologista cuando conocí las ciudades, y cuando me di cuenta de que estábamos haciendo todo mal, y desde los 16 años me metí en el movimiento ambientalista hasta la fecha. Tengo 34 años en esto y es mi pasión”.