La Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI) y la consultora global McKinsey & Company organizaron el webinario “¿Cómo navegar la nueva normalidad? Implicaciones postcovid-19 en el real estate: sector comercial y oficinas”, en el que se mostró un análisis acerca del estado y las perspectivas de esta industria inmobiliaria en México a raíz de los efectos generados por la pandemia de coronavirus en los mercados comerciales y de oficinas.
Enrique Téllez Kuenzler, presidente de la ADI, destacó el interés por entender las implicaciones y acciones que se están tomando en el país y en otras partes del mundo para definir las mejores alternativas que tiene el sector de los bienes raíces para salir de la crisis.
Por su parte, Pablo Ordorica, socio senior de McKinsey & Company, aseguró que no se va a regresar a la “antigua normalidad”, pues esta pandemia está modificando la estructura de los mercados. Apuntó que las ganancias y márgenes están cambiando dramáticamente al real state, por lo que las compañías deben actuar. En consecuencia, añadió, es esencial apuntalar la colaboración entre el sector público y el privado.
Acerca del impacto del Covid-19 en la cadena de valor de la industria, Ordorica reconoció que, si bien algunas áreas han sido muy afectadas, hay otras que presentan amplias oportunidades para su recuperación, debido a que las desarrolladoras se están adaptando y han tomado acciones para asegurar aspectos de salud e higiene.
Rob Palter, socio senior de McKinsey en Toronto, informó que tan sólo en el tercer trimestre del año hubo una reducción en la demanda de casi 200 mil metros cuadrados de oficinas en la Ciudad de México, por lo que el reto estará ahora en ver qué tan rápido se pueden adaptar estos espacios para ofrecer confianza y flexibilidad durante el regreso de los empleados.
Agregó que la interacción de las personas es fundamental para las negociaciones, la inducción de nuevos empleados y la adopción de la cultura organizacional de las empresas, entre otras necesidades, por lo que la tendencia apunta a un modelo híbrido y flexible de trabajo: físico en oficinas y tecnológico desde el hogar, lo que implicará una posible reducción de demanda en espacio. Palter dijo también que se requerirán nuevos espacios de “colaboración” (no oficinas privadas) cuando la gente esté dispuesta a regresar a las oficinas, la cuales requerirán de acciones concretas que garanticen seguridad sanitaria.
Fuente: ADI