Fallece el científico Mario Molina, pionero en la lucha contra el cambio climático
Paola Guevara
El doctor e investigador mexicano Mario Molina, ganador de un Premio Nobel de Química en 1995, murió este miércoles 7 de octubre a los 77 años de edad. El científico fue el primero en prever y alertar que la emisión de clorofluorocarbonos (CFC) a la atmósfera provocaría un agujero en la capa de ozono, lo que provocaría enfermedades y graves afectaciones en los ecosistemas del planeta.
Molina, en conjunto con el estadounidense Frank Sherwood (1927-2012), descubrió que los CFC, utilizados como refrigerantes en sistemas de refrigeración y aerosoles, principalmente, se descomponían en la estratosfera liberando una alta concentración de átomos de cloro. Lo anterior destruye la capa de ozono, lo que facilita la filtración de rayos ultravioleta a la Tierra. Su estudio, un clásico de la historia de la ciencia universal, fue publicado en la revista Nature en 1974.
Este descubrimiento fue clave para lograr un consenso internacional que derivaría en la adopción del Protocolo de Montreal de 1987, que prohibió el uso de gases CFC para estabilizar los niveles de la capa de ozono, a la fecha todavía en proceso de recuperación.
Mario Molina nació un 19 de marzo en la Ciudad de México en 1943. Estudió Ingeniería Química en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), realizó una maestría en la Universidad de Friburgo, en Alemania, y se doctoró en Fisicoquímica en la Universidad de California, en Berkeley, Estados Unidos. Fue un miembro destacado de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano y recibió más de 30 doctorados honoris causa.
El químico llegó a la cima de su trayectoria cuando se convirtió en uno de los tres mexicanos que ha logrado un Premio Nobel, junto con Alfonso García Robles (Nobel de la Paz en 1982) y el escritor Octavio Paz (Nobel de Literatura en 1990).
En 2005 fundó el Centro Mario Molina, ubicado en Ciudad de México. Desde ahí realizó estudios estratégicos sobre energía y medioambiente, con especial atención al cambio climático y la calidad del aire. La institución ofrece un puente de soluciones prácticas entre la ciencia y las políticas públicas en materia energética y ambiental para promover el desarrollo sustentable.
Molina dedicó su vida a generar conciencia acerca de los grandes retos medioambientales que enfrenta la humanidad. Asimismo, recorrió el mundo haciendo pedagogía acerca de la necesidad de reducir drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y evitar un catastrófico aumento de dos grados en la temperatura del planeta. En el camino, rebatió con argumentos científicos a los negacionistas del cambio climático.
Durante sus últimos años, Molina entendió que la ciencia debía estar al servicio de la sociedad. Apenas en mayo del 2020, calificó como un error y retroceso la decisión del Gobierno de México de regresar al uso de combustibles fósiles. En su videoconferencia titulada “Cambio climático. Ciencia y política”, recordó que las omisiones internacionales para reducir los GEI de forma sustancial han acelerado el cambio climático. Luego, aseguró que no tiene sentido seguir promoviendo energías a base de petróleo y carbón, ya que es factible generar electricidad utilizando tecnologías limpias y renovables, como la solar fotovoltaica, la eólica, geotérmica, nuclear, entre otras. “Tenemos que dejar de usar combustibles fósiles y lo podemos hacer en México, a lo mejor no de un día a otro, pero sí en esta década: no podemos esperarnos más”, advirtió.
La UNAM confirmó en sus redes sociales que falleció a causa de un infarto. Por su parte, el Centro Mario Molina destacó en un comunicado lo siguiente: “Parte siendo un mexicano ejemplar que dedicó su vida a investigar y a trabajar en favor de proteger nuestro medio ambiente. Será siempre recordado con orgullo y agradecimiento”.