Ann Forsyth, profesora de planificación urbana en la Harvard Graduate School of Design y editora de la revista Journal of the American Planning Association.  Fotografía: tomada de la cuenta de Twitter @AnnForsythPlan

 

 

¿Qué papel juegan la planificación urbana y el diseño de los espacios en un contexto de emergencia sanitaria?  Estas son las preguntas que se plantea actualmente la investigadora Ann Forsyth, una experta en urbanismo y arquitectura de la Harvard University Graduate School of Design,

 

En un artículo disponible en la página web de dicha institución, la académica desarrolló una serie de reflexiones acerca de los problemas que seguirán enfrentado las ciudades luego del surgimiento de la covid-19. Para ello, se basó en los informes recientes del Imperial College de Londres y el Harvard Global Health Institute sobre el tema.

 

“Durante las últimas décadas, quienes observaron las intersecciones de la planificación, el diseño y la salud pública se han centrado menos en las enfermedades infecciosas [como la covid-19] y más en las crónicas, los peligros, los desastres, y los más vulnerables”, afirma Forsyth.

 

La también editora del Journal of the American Planning Association, resalta dos aspectos que aborda el estudio del Imperial College: primero, la mitigación, cuyo objetivo es frenar la propagación de la enfermedad utilizando medidas como aislar a los enfermos, poner en cuarentena a los miembros del hogar e implementar el distanciamiento social para los mayores de 70 años. El segundo es la supresión, que incluye el cierre de escuelas y el distanciamiento social de toda la población.

 

En actualidad, indicó Forsyth, ambas estrategias seguirán vigentes en muchas regiones y ciudades del mundo, dado que la covid-19 es una enfermedad nueva y la mayoría de la población no tiene inmunidad –la vacuna contra el SARS-CoV-2, por ejemplo, se estima que demorará entre 6 y 18 meses.

 

Forsyth, cuya investigación se centra en desarrollar lugares más saludables en un entorno urbano con énfasis en el envejecimiento y las comunidades planificadas, asegura que una pandemia como la de la covid-19 es un problema continuo en sitios donde los bajos ingresos conducen al hacinamiento, la falta de saneamiento y similares.

 

Por ello, considera importante distinguir y controlar las altas densidades en las metrópolis: “Es probable que la crisis de salud aparezca en asentamientos más poblados sin suministros de agua y saneamientos adecuados, tanto en entornos urbanos como rurales, si bien las ciudades no serán eliminadas, un largo período de supresión puede cambiar los patrones de la vida citadina”.

 

La pandemia de coronavirus, concluye la académica, cambiará la planificación y el diseño urbanos, al tiempo de plantear preguntas importantes para futuras investigaciones: “Para las enfermedades crónicas, aquellas que duran un año o más, el entorno puede proporcionar opciones para comportamientos más saludables como la actividad física o la restauración mental. Para riesgos como el cambio climático, los planificadores deben abordar las inundaciones, las sequías y la migración climática. Y para la gente en situación vulnerable, la atención debe centrarse en aquellos que son más viejos, o peronas que tienen condiciones preexistentes o bajos ingresos”, concluyó Forsyth.

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