MasterPrize 2019; además, ostenta LEED Platinum y Certificación Nivel Plata por el ITDP México, cuenta con un sistema de monitoreo automatizado único en el país y detonó uno de los espacios públicos más multiculturales de la Ciudad de México

Por Darinel Becerra, Fotografía: cortesía CIMET Arquitectos / Luis Gallardo | LGM Studio

Hasta hace poco, la emblemática Glorieta de Insurgentes en la Ciudad de México, aún con su extraordinaria y polifacética comunidad que la camina las 24 horas de cada uno de los 365 días del año, se encontraba en un estado deplorable (su última intervención mayor fue en 1969); descuidada y con grandes carencias en su mantenimiento, también sufría del embate del ambulantaje. Aun así, este estratégico punto de reunión y de partida de la Línea 1 del Metro y del Metrobús capitalinos sobrevivía y ofrecía el paso a miles de visitantes, turistas, tribus urbanas y trabajadores que todos los días la transitan y se reúnen en sus entrañas.

Hoy, su aspecto es otro y se ratifica como uno de los puntos neurálgicos de la CDMX. Su reinauguración fue el miércoles 22 de noviembre de 2017, luego de concluir la renovación de sus 17 mil metros cuadrados, con una inversión de 127 millones de pesos por parte del Gobierno de la Ciudad. Se estima que la obra beneficia a 1.5 millones de personas todos los días.

Pero ¿qué detonó la modernización de ese espacio público? Hace doce años, los arquitectos Sholem y Yoram Cimet, padre e hijo respectivamente, decidieron comprar, demoler y construir. La iniciativa no era fácil, pues sobre el terreno donde planeaban su proyecto existía una construcción abandonada y difícil de renovar, ubicada justo en la Glorieta de Insurgentes. No obstante, se hizo la compra y se derrumbó el viejo edificio.

En el gremio de la construcción muchos pensaron que el proyecto de los Cimet era una locura, una mala inversión; esa parte de la ciudad no era ni zona de oficinas, ni corredor comercial; más bien era un espacio público semiabandonado (a pesar de su potencial al colindar con los barrios residenciales de las colonias Juárez, Roma, Condesa y la también modernizada Zona Rosa).

“Cuando entramos a desarrollar incluso nos llamaron locos, porque ¡cómo íbamos a poner un edificio triple AAA en una zona tan estropeada! Sin embargo, es una ubicación sumamente estratégica, es el ombligo de la ciudad. De aquí te comunicas a todos lados; estás a dos pasos de Reforma; estás sobre Insurgentes Sur –que es una de las avenidas más largas de toda Latinoamérica–; estás cerca de una avenida como Chapultepec, que es emblemática históricamente y que en la actualidad se está rescatando con el proyecto corona del sexenio que va a equiparar a Chapultepec con Reforma, y que lo conectará con el centro de la ciudad; creará un corredor verde con áreas muy importantes de esparcimiento y un polo de desarrollo, tratando de atraer el que se ha dado en Reforma hacia estas zonas. Creo que el impacto será similar, como el de la Torre Mayor hace 20 años”.

“Seguimos viendo cómo están haciendo rascacielos en toda la zona y cómo ha cambiado. Si uno observa Reforma hace 15 o 20 años y lo compara con el panorama actual, es irreconocible. Auguro que en Chapultepec y en esta zona de Insurgentes Sur tendremos un resultado muy similar que ya se puede observar, porque la Glorieta es nueva, las calles circundantes son nuevas, se hizo un programa de cambio de todos los cruces peatonales en todo Insurgentes para tener una accesibilidad universal”.

“Ha habido un número muy relevante de intervenciones a partir del desarrollo de esta torre, y aún no podemos vislumbrar hasta dónde va a llegar. Definitivamente, representa un impacto inmediato muy importante, pero mucho más significativo a largo plazo de lo que podemos ver ahora”, explica Yoram Cimet en entrevista con Smart Building.

En enero de 2012 arrancó la construcción de la Torre Glorieta Insurgentes, hoy sede de la Fiscalía General de la República (desde julio de 2018). El edificio consta de 60 mil metros cuadrados y se terminó de construir en enero de 2018, ocho meses después de la reinauguración de la Glorieta de Insurgentes.

La protagonista
La concepción del proyecto incluyó desde un inicio los principios de comodidad y experiencia del habitante, funcionalidad, sustentabilidad y eficiencia energética, desarrollo orientado al transporte (DOT), resiliencia sísmica, calidad de construcción, características de los materiales y facilidad de mantenimiento.

En el documento donde CIMET Arquitectos justifica el proyecto se señala que la Torre Glorieta se erige como un distintivo en la ciudad, con un diseño elegante y atemporal, que remata la avenida Chapultepec en la Glorieta de Insurgentes, tomando su forma semicircular, detonándola verticalmente para desarrollar un edificio de oficinas de 26 niveles y 120 metros de altura.

Se desplanta en un predio irregular, complementado con un volumen bajo de diez plantas, en el cual se encuentra el acceso vehicular y el estacionamiento, sobre la calle de Jalapa, coronado por azoteas ajardinadas con especies endémicas y de bajo consumo hídrico en los niveles ocho y diez.

El acceso principal es peatonal, lo cual enfatiza la conexión directa con la explanada de la Glorieta de Insurgentes, ofreciendo un nuevo andador que conserva los árboles existentes para fomentar el uso del transporte público.

El visitante accede a la torre por el lobby, un espacio inmerso en luz, confinado por muros con acabado en granito, acentuado con un plafón de aluminio reflejante que le da una increíble amplitud. Cuenta con 900 cajones de estacionamiento que se complementan con espacios para motocicletas y 200 lugares para bicicletas, además de vestidores y regaderas.

El reto estructural
La ingeniería estructural estuvo a cargo de CTC Ingenieros Civiles. En el documento ya referido se explica que la solución estructural fue un reto debido a las condiciones del terreno, las características del subsuelo, la forma extremadamente estrecha en uno de sus lados, y la presencia de la cimentación de la edificación anterior. Los constructores se dieron a la tarea de desarrollar una estructura híbrida de acero-concreto de una sola crujía con claros muy amplios, soportada por pocas megacolumnas apoyadas en pilotes a 54 metros de profundidad del nivel de acceso, con ello se lograron espacios versátiles

La ubicación de difícil acceso, al ser un emplazamiento dentro del flujo vehicular y peatonal de la glorieta, provocó que se buscara una solución para el abasto de los concretos de altas resistencias y especificaciones especiales. Como respuesta se instaló una planta compacta de producción en el sitio, en la cual se produjeron más de 27 mil 500 metros cúbicos de concreto, complementados con 6 mil 700 toneladas de acero estructural y 2 mil 300 de acero de refuerzo. Esta hazaña le mereció al despacho colocarse como finalista en el concurso World of Concrete 2014.

Las fachadas son grapas que encajan en la volumetría de la torre, acentuando sus diferentes cuerpos mediante módulos con aletas de aluminio y vidrio de alto rendimiento.

Los niveles de oficinas cuentan con espacios amplios y versátiles debido a que la estructuración se desarrolla con un solo entreeje de megacolumnas con una altura de 4.5 metros en entrepisos y 6 en el penthouse, gozando de vista de 360 grados de la Ciudad.

La envolvente del edificio consiste en doble capa de vidrio de baja emisividad, por lo que recibe poca radiación, es decir, permite la entrada de luz natural al interior, bloqueando la ganancia térmica gracias a una piel sumamente eficiente, la cual reduce el uso tanto de aire acondicionado como de iluminación artificial de acuerdo con las necesidades del inmueble; el diseño de iluminación se desarrolló con tecnología led. Sumando todos estos elementos tecnológicos se logra una eficiencia del 57.9 por ciento de ahorro de energía, en cumplimiento con la NOM-008.

Iluminación y aire acondicionado
Torre Glorieta Insurgentes utiliza Lutron, un sistema inteligente de automatización y control sobre las luminarias y persianas, el cual, con la información en tiempo real obtenida de internet y de los sensores instalados, calcula la posición óptima de apertura de persianas, así como la atenuación de las luminarias para obtener el nivel correcto de iluminación con mayor confort y con el mayor ahorro posible.

De igual manera, el aire acondicionado es VRF (volumen de refrigerante variable) el cual, mediante equipos compactos integrados, zonifica las plantas y posibilita la operación independiente, a su vez se evita colocar chillers en la azotea, lo que permite la instalación de paneles solares que producen aproximadamente un 50 por ciento de la demanda energética de las áreas comunes del edificio.

Más automatización y un cuarto de control sui generis
El núcleo de servicios, instalaciones y circulaciones verticales ocupa sólo el 9 por ciento de cada nivel sin sacrificar comodidad en baños, lobby de elevadores, ni en escaleras. Como resultado, el área de oficinas ofrece una excelente eficiencia, del 91 por ciento de acuerdo con el sistema BOMA.

Cuenta con 10 elevadores, complementados con dos escaleras, una interior y otra exterior ventilada naturalmente. Existe un sistema de presurización para la escalera y elevadores en caso de emergencias.

Las ingenierías y los sistemas están conectados a un site ubicado en el Cuarto de Control, el cual integra toda la información mediante un BMS, presentándola gráficamente en videowall que permite observar en tiempo real, con gráficas e información estadística, detalles relacionados con el edificio como control de acceso peatonal y vehicular, detección de incendio, sistema de bombeo, plantas de tratamiento, cisternas y cárcamos, plantas de emergencia y niveles de diésel, submedición de la energía por especialidad y área, sistema de ventilación y extracción, sistema de aire acondicionado, plataforma Lutron, consumos eléctricos e hídricos totales y tendencias, programación de mantenimientos, y toda la información necesaria para una operación óptima del edificio, y para tomar las medidas necesarias de mantenimiento preventivo. Allí mismo se encuentra la central de CCTV.

En términos de seguridad contraincendios, ésta se complementa con un sistema de rociadores e hidrantes con sus respectivas bombas, diseñado según la norma de la NFPA.

Asimismo, cuenta con planta de tratamiento de aguas negras y otra para tratamiento de aguas pluviales que abastecen los baños, así se evitan descargas al sistema de drenaje durante todo el año, pudiendo inclusive tener un sobrante de agua tratada.

Cuenta con un ahorro energético de 57.9 por ciento y ahorro de agua de entre un 70 hasta 100 por ciento en época de lluvias, lo cual se logra gracias a una combinación de estrategias de diseño y tecnología de punta.

La Torre Glorieta Insurgentes es uno de los rascacielos más sustentables e inteligentes de México: está certificada con LEED Platinum, TOD Standard Plata y, además, cumple con la certificación PAAS que otorga la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México.

LA SUSTENTABILIDAD DE LA TORRE GLORIETA INSURGENTES

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