Construida a base de materiales locales certificados, la pureza y concisión geométrica de esta residencia unifamiliar logra una experiencia de habitabilidad única que se sustenta en la comunión entre el espacio interior y el exterior
Redacción / Fotos: Cortesía de ASP
Digna representante de los postulados de diseño de la firma de arquitectura de ASP (Arquitectura Sergio Portillo), Casa Mika es una obra residencial unifamiliar de dos niveles construida en 2019-2020 al noroeste de la Ciudad de México. De formas simples y geométricas, su concepto se sustenta en los materiales y características únicas del sitio donde se erige.
La vivienda aterriza buena parte de las inquietudes Sergio Portillo, fundador de ASP. Para este arquitecto mexicano, la cuestión más acuciante para la edificación sostenible de hoy en día no sólo pasa por diseñar “hacia adentro”, sino también por diseñar “hacia afuera” de los ambientes. Es decir, cuestionar la individualidad contenida surgida a raíz de la pandemia de la covid-19 a través de la producción de espacios públicos-privados que mejoren la interacción y habitabilidad humana.
Casa Mika, en este sentido, cumple con creces esta idea. “La obra vive y gira a través de sus patios interiores, los cuales se plantearon de forma estratégica buscando generar experiencias distintas a lo largo del proyecto, a veces de manera íntima, en otras pública, según la necesidad y el programa”, afirma ASP en su página en línea.
El diseño se basa en la geometría simple de un rectángulo, figura que se da de forma natural siguiendo la topografía plana de las líneas del terreno. Con un frente de 16 metros hacia la calle y una profundidad de 50 metros, se planteó un esquema de dos cuerpos principales que separan la propiedad por medio de vacíos que generan patios con carácter específico.
En cada uno de estos bloques se realizaron una serie de sustracciones puntuales que dieron lugar a terrazas, áreas verdes y espacios exteriores que conectan y se relacionan de manera directa con cada uno de los ambientes interiores de la casa. Así, desde cualquier lugar en planta baja se mantiene un vínculo directo con el entorno y la vegetación, lo que permite bañar de luz natural los espacios interiores de la propiedad.
“Cada espacio de casa mika se diseñó de forma estratégica para generar una serie de experiencias de intimidad y confort”: Arquitecto Sergio Portillo
Un aspecto inconfundible de Casa Mika es su abundancia de vegetación, así como el juego de sombras que se proyectan desde las diferentes alturas de cada volumen. Lo anterior se traduce en la producción de temperaturas agradables en el interior, lo que evita el uso de sistemas mecánicos de aire acondicionado para generar confort.
Al ubicarse frente a una avenida muy transitada, el ruido desempeñó un factor importante durante el proceso de diseño. Por eso, el primer bloque de un solo nivel abarca el acceso principal, cochera, servicio, sala, comedor y cocina con una volumetría discreta hacia la calle, mientras que el área social presenta dos cuerpos con mayor altura. Esto se traduce en un beneficio acústico y climático al resto de la vivienda. El segundo bloque se desplanta en dos pisos y está compuesto por una estancia, un estudio y una recámara de visitas en la planta baja.
La planta alta de Casa Mika posee tres recámaras con vistas al jardín trasero y al patio central. Asimismo, cuenta con un corredor que conecta los dos cuerpos de la casa por medio de un puente que funciona como elemento de transición al tiempo que da transparencia y permite el acceso a los patios.
Los materiales de la casa se muestran de manera natural a lo largo del proyecto. Los muros de tabique de arcilla blanca y concreto aparente presentan un contraste neutro. Asimismo, ASP consideró madera de encino para los interiores y cantera para los patios.