El crecimiento urbano es uno de los fenómenos más complejos e interesantes de la actualidad. Pero ¿cómo podemos llevar a las ciudades de hoy al siguiente nivel de sustentabilidad e inteligencia?
Sergio Rojas Coello
El surgimiento de las megalópolis, resultado de la sociedad industrial, trajo consigo el diseño de enormes, bellas y complejas ciudades como San Francisco, Nueva York, São Paulo, la Ciudad de México y Bogotá, por citar algunas del continente americano.
Estas grandes urbes comparten retos en materia de transporte, medio ambiente y, por supuesto, en cuanto al costo y acceso a la vivienda. Estos mismos obstáculos son los que se presentarán en otras metrópolis que comienzan experimentar un crecimiento. ¿Cómo surgen y por qué son tan atractivas para nosotros estos centros urbanos? ¿Por qué, a pesar de que la vida es más “cara” en las ciudades, las preferimos? ¿Cómo podemos enfrentar los retos que presentan desde el punto de vista inmobiliario?
Ya sea por la instalación de una gran o varias empresas, el paso de una importante ruta de transporte, debido a sus recursos naturales o por políticas públicas que promueven la inversión, una población de una pequeña ciudad comienza a recibir capitales que con el tiempo la transforman en una metrópoli.
En México hay ejemplos muy claros, como el arribo de Nissan a la ciudad de Aguascalientes a inicios de los 80 del siglo pasado, que luego fue apoyado por un fuerte y asertivo programa de atracción de fábricas y empresas a la región del Bajío. Así, para 1990, se benefició también el área con la vigencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (antes el TLCAN, hoy el T-MEC) con Estados Unidos y Canadá.
Las grandes urbes se vuelven centros de oportunidades, crecen y atraen a otras empresas y personas. La gente se muda junto con sus familias en busca de un mejor nivel de vida y trabajos a los que pueden acceder. Vivir en estas ciudades se vuelve atractivo y comienza un fenómeno de migración dentro del propio país, algo que se extiende por años o décadas. Esto amplía la diversidad no sólo de opciones laborales, sino de entretenimiento, cultura y de mejores opciones educativas, de transporte y, obviamente, de vivienda.
Las familias que llegan a una ciudad necesitan dónde vivir. Es ahí donde el mercado inmobiliario tiene una gran oportunidad para descifrar qué zonas geográficas son o comienzan a ser más atractivas, en cuáles empiezan a requerirse nuevos tipos de vivienda. Otro tema es el de la diversidad, ya que no todas las personas son iguales ni requieren o buscan lo mismo.
Lo que sí podemos hacer para sumar desde el mundo inmobiliario es poner al usuario en el centro de nuestras operaciones, brindarle una oferta variada, libertad de decisión y facilidades de acceso a vivienda. Podemos crear nuevas opciones que respondan a las necesidades y a los recursos de distintos públicos y usuarios: familias grandes y pequeñas, personas solteras, profesionistas y un gran etcétera.
El microliving, por ejemplo, es una tendencia enfocada en personas que prefieren una excelente ubicación y grandes espacios a precios asequibles. Pero también para inversionistas que usan propiedades para rentas de estancias cortas y que requieren construcciones con características especiales.
La segunda es utilizar datos y tecnología para mejorar las ciudades. Hoy en día, la metrópolis están mejor diseñadas, pero las más grandes y antiguas no pueden ser habilitadas de un día para otro con un nuevo mapa de calles o con la reubicación de zonas completas. Tenemos que usar la tecnología para ubicar zonas subutilizadas, donde una adecuada red de transporte permita vivienda horizontal más amplia, pero también nuevos desarrollos verticales.
Tercero, debemos promover la descentralización e invertir en nuevos centros urbanos. Sin duda, esto no es algo que por sí mismo se pueda detonar o resolver desde la industria inmobiliaria, pero una vez iniciado el proceso de urbanización la meta será la construcción de vivienda planeada, digna y sustentable.
Cabe destacar que el mundo de hoy requiere menos de vivir en megalópolis, dado que la conexión digital y la diversidad de las industrias nos permiten emigrar a otras ciudades, sin dejar la vida profesional y el estilo de vida, gracias al trabajo remoto y la globalización.
Pero ¿ustedes qué opinan? Me encantaría conocer sus reflexiones sobre el tema. ¿Cómo podemos actuar para lograr un crecimiento sustentable de las ciudades? ¿Cómo debemos trabajar para promover el acceso a vivienda de calidad?