Las tecnologías en automatización son uno de los pilares de la edificación contemporánea. Su empleo redunda en grandes ahorros económicos y energéticos, además de reducir el impacto medioambiental. El concepto de energía activa lo explica todo
Por Rodolfo García Alvarado
La digitalización de las organizaciones ha permitido que multipliquemos las posibilidades de interacción inteligente en nuestro entorno. Como resultado, hoy es factible tener acceso a tecnologías que procesan millones de datos, para ofrecer diagnósticos médicos, monitoreo logístico o condiciones medioambientales “en vivo”, por mencionar algunas referencias.
También hacen posible conectar más y mejor a las personas, habilitando sus entornos con tecnologías que les facilitan el acceso a la información, comunicarse entre sí y hasta ejecutar procesos de trabajo en equipo.
Un ejemplo de ello son los edificios equipados con infraestructura de vanguardia y con el soporte de expertos en nuevas tecnologías que, al ser administrados adecuadamente, posibilitan a sus inquilinos interactuar en tiempo real, de manera segura y más productiva.
Cada proyecto se trabaja en conjunto con el desarrollador inmobiliario para que, desde la concepción y construcción del edificio, cuente con los elementos tecnológicos necesarios que permiten convertirlo en inteligente.
Así, una edificación inteligente es aquella que logra mantener a sus inquilinos conectados en todo momento mediante la administración de las diferentes redes que tenga. Además, posee acceso a servicios en la nube que permiten agilizar sus procesos con la red y los dispositivos seguros. Estas estructuras, aseguran la continuidad de la operación de las empresas.
Para lograrlo se requiere no sólo una red, sino todo un equipo de especialistas que estarán a cargo de realizar acciones para garantizar su funcionamiento:
- Monitorear, identificar y diagnosticar eventos de la red
- Diseñar, desarrollar e implementar controles de seguridad para mitigar riesgos
- Administrar equipos (ruteadores, switches y equipos telefónicos, entre otros)
Además, un edificio inteligente cuenta con fibra óptica (FO) y un equipamiento especial poco intrusivo, que no necesita de energía eléctrica, ya que todo se alimenta desde la red. A su vez, la FO permite a los clientes transmitir su información a la velocidad de la luz, debido a que cada filamento de esta fibra pertenece a un cliente de manera exclusiva.
Estos edificios, además, requieren de infraestructura física para llevar sus servicios a cada lugar de trabajo. Dicha infraestructura es básica para trabajar, ya que incluye:
- Equipo telefónico y de cómputo
- Red LAN (Local Access Network) dentro de las oficinas
- Redes Wi-Fi
- Equipos para distribución de los servicios de telecomunicaciones
- Equipamiento de FO, ruteadores y switches para conectar el edificio a la red metropolitana y distribuir los servicios a cada empresa
Así, los edificios inteligentes tienen como misión mejorar la productividad de las personas y las empresas, brindando una red con altos estándares de inteligencia, que ofrezca conectividad y seguridad sin importar el momento o el lugar.
Finalmente, el reto está en que los administradores y propietarios de los inmuebles no permitan la pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo con infraestructuras obsoletas y se sumen a la transformación digital que los edificios inteligentes están experimentando.
Rodolfo García Alvarado
Es Director de Estrategia de Mercado Empresarial de Alestra. Cuenta con más de 25 años de experiencia en la industria TIC. En Alestra ha ocupado diversos cargos Gerenciales, como Presupuestos, Planeación de Ventas, Ofertas, Estrategia de Cobertura e Inteligencia de Mercado y Directivos como Desarrollo de Producto, y Estrategia de Mercado. De 2005 a 2010 participó en diferentes industrias, como farmacéutica, alimentos orgánicos y logística, desempeñándose en cargos de Gerente General y Director Comercial. Asimismo, fue líder en proyectos disruptivos como Modelos comerciales para Pymes, Distribución Farmacéutica y Operaciones móviles virtuales.