Desde la irrupción de la pandemia de la covid-19, las empresas han optado por implementar modelos híbridos de trabajo que permitan mantener estándares de seguridad y salud para sus colaboradores. ¿Cómo cambiará esto el diseño de las oficinas?

Juan Pablo Borray / Fotos: cortesía de Panduit

En palabras de Joel Sanders, profesor de la Universidad de Yale, el virus de la covid-19 no es sólo una crisis de salud, sino también un problema de diseño para los espacios de convivencia y esparcimiento esenciales, los cuales luchan contantemente por acondicionar zonas con altos estándares de bioseguridad.

Ante el panorama del regreso paulatino a las oficinas a finales de 2021 o inicios del 2022, la mayoría de las compañías en Latinoamérica han manifestado interés por conocer soluciones tecnológicas que salvaguarden la salud de los colaboradores al mismo tiempo que garantizan la continuidad de los negocios.

En este contexto, las empresas afrontarán, tarde o temprano, diversos retos ante el retorno a labores presenciales. Entre estos destacan una mayor dependencia de la red inalámbrica, diseños flexibles de red, preferencia por sistemas, herramientas e infraestructura que permitan el mínimo contacto y contribuyan a mejorar el control de la salud de los colaboradores.

Lo anterior desemboca en los sistemas híbridos de trabajo presencial/digital, apoyados en herramientas de optimización, digitalización y automatización de procesos, principalmente. Aunado a esto, está el uso de servicios de gestión del personal, que permiten el poco o nulo contacto entre colaboradores y, por lo tanto, toman en cuenta las preferencias de los empleados en cuestiones de seguridad, bienestar y salud.

Un modelo que implica cuestiones de diseño y gestión de los espacios, propios de los edificios inteligentes y las oficinas 2.0, y que va de la mano con las conexiones de red que propician la conexión de varias herramientas laborales (servidores remotos y máquinas automatizadas) a un mismo ecosistema, lo que, a su vez, desarrolla positivamente la productividad, seguridad, higiene, gestión de datos y la administración del personal.

Mantener la humedad de los espacios cerrados en un rango de entre un 40 % y un 60 % contribuye a reducir la capacidad de transmisión del coronavirus.

El boom de las certificaciones

Entre los muchos beneficios de este enfoque está la obtención de una certificación WELL: un reconocimiento otorgado mediante el uso de un sistema de puntuación dinámico para edificios y comunidades que permite identificar, medir y monitorizar las características de los espacios construidos que impactan en la salud y el bienestar de los ocupantes. Es decir, implica el diseño de zonas cuyos estándares de bioseguridad sean positivos, que mantengan una ventilación constante, que requieran el mínimo contacto entre colaboradores y que, a su vez, preserven un clima organizacional favorable.

Las soluciones impulsadas por esta certificación como el uso de medios de ventilación, control de la humedad y temperatura, pueden ayudar a reducir la vida del virus causante de la covid-19, ya que mantener la humedad de los espacios cerrados en un rango de entre un 40 y un 60 por ciento influye en la capacidad de transmisión del coronavirus, según un estudio elaborado por científicos de las universidades de Yale, Harvard y Virginia Tech.

De acuerdo con WELL Building Institute, para finales del 2020, México contaba con tan sólo 11 edificios certificados con este sello, pero, debido a la pandemia, existe un interés creciente por conocer más sobre esta certificación y obtenerla. Otra de las certificaciones que pueden obtenerse al aplicar modelos de edificio inteligente es la certificación LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental, por sus siglas en inglés), un sistema internacional que reconoce a edificaciones sustentables.

Para lograr este último distintivo, las construcciones deben contar con espacios óptimos para el bienestar y productividad del personal, además de emitir menos gases de efecto invernadero y residuos. Esto arroja como beneficio una reducción considerable de costos de operación, recursos y energía.

De acuerdo con The U.S. Green Building Council (USGBC), México registró 59 proyectos LEED para finales del 2020, de los cuales el 40 por ciento corresponde a proyectos de oficinas, un 24 por ciento a almacenes, un 7 por ciento a manufactura y el resto a comercios, instituciones públicas, hospitales y proyectos residenciales.

 

Los edificios inteligentes y los modelos de oficinas 2.0 son sistemas integrales que permiten una mayor flexibilidad dentro de la infraestructura física y, por ende, mejoran la agilidad empresarial.

Edificios inteligentes ante la era poscovid-19

Con la llegada de la covid-19 algunas empresas han comenzado a realizar de forma apresurada la adaptación o generación de modelos de edificios inteligentes, construcciones que, por su estructura y uso de tecnologías, promueven la digitalización y optimización de procesos y la gestión de personal.

Dichos edificios se están diseñando de tal forma que conformen un ambiente laboral que sea abierto, colaborativo y productivo, pero que al mismo tiempo equilibre y optimice la eficiencia de la energía, la promotoria ambiental y el cuidado de los colaboradores. Para alcanzar estas metas, las organizaciones ahora hacen uso de sistemas de infraestructura de red para habilitar diversos dispositivos del sistema de automatización en edificios inteligentes.

El 80 por ciento de los problemas que comúnmente se generan en los servicios de red provienen de fallas en la infraestructura, cuya inversión representa solo el 7 por ciento del costo total que implica el desarrollo dentro de los proyectos de IT (tecnologías de la información) y OT (tecnologías de operación) empresariales. Lo que implica que, la operación de edificaciones digitales, no puede ser posible sin la infraestructura adecuada, sin una planeación guiada por expertos, sin la educación continua del sector para integrar las nuevas tecnologías y sin la guía óptima para la apropiación de nuevas tecnologías entre las distintas generaciones que convergen en una compañía.

La aplicación de las tecnologías de digitalización y automatización de la empresa son entonces una cuestión holística que implica decisiones operativas, financieras y de recursos humanos, y cuyo retorno de inversión se verá reflejado a mediano o largo plazo.

Las organizaciones implementan infraestructuras inteligentes de redes empresariales que se extiendan por todo el espacio físico del inmueble para reducir costos operativos, mejorar la eficiencia energética, gestionar los procesos de seguridad del personal y administrar los sistemas. Para finales de 2021, se espera que al menos el 30 por ciento de las empresas en México tengan la infraestructura y plataformas tecnológicas para su digitalización.

Entre las soluciones más comunes aplicadas en edificaciones están los controles de iluminación, sistemas HVAC, sistemas de seguridad en el acceso físico, cámaras de vigilancia, kioscos interactivos en el lobby, controles de sensores, señalización digital, controles de saneamiento y salas de colaboración, entre otros.

Los edificios inteligentes, al igual que los modelos de oficinas 2.0, al ser sistemas integrales, permiten una mayor flexibilidad dentro de la infraestructura física y, por ende, mejoran la agilidad empresarial. Lo que implica que las soluciones actuales no sólo se basen en la infraestructura, sino también en la red, el procesamiento de datos, la voz y los servicios que demandan los edificios, así como la facilidad de que la comunicación pueda ser administrada desde prácticamente cualquier lugar.

Por tal motivo, las edificaciones inteligentes hacen uso de sistemas integrales de comunicación como los Centros Unificados de Operaciones (UOC), en los cuales, sistemas de monitoreo y administración empresarial se unen sobre una plataforma común, lo que ayuda a generar una alternativa atractiva para mantener la visibilidad y el control sobre los sistemas vitales que permite optimizar y mejorar la eficiencia operacional de la compañía a lo largo del tiempo.

Estos sistemas posibilitan a las empresas cumplir con sus metas de sostenibilidad, al impulsar la optimización de recursos y energía a través de la infraestructura física, lo que puede ser motivo de obtención de la certificación LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental).

El reto de la brecha digital intergeneracional

En las organizaciones actuales pueden converger hasta cuatro generaciones: baby boomers, la generación X, millennials y la generación Z. Esta convivencia visibiliza aspectos diferenciales entre cada generación, como lo son costumbres, ideas, educación o conductas propias de su tiempo.

Entre los retos más notables dentro de los sistemas híbridos que serán tendencia en la era poscovid-19, se encuentra la existencia de una brecha digital generacional, es decir, los miembros de mayor edad tienen y tendrán más problemas para apropiar las nuevas tecnologías de los modelos híbridos.

Por tal motivo, uno de los enfoques prioritarios que deben tomar las organizaciones que apliquen estos sistemas es la reducción de la brecha digital mediante programas de alfabetización digital, procesos de capacitación, educación continua y el desarrollo de infraestructura de red apropiadas que permitan la interacción de los colaboradores con las redes, máquinas y herramientas de automatización y digitalización de la compañía.

La mitigación de dicha brecha no sólo mejorará la producción o dará resultados visibles en los números de la empresa, sino también aportará de forma positiva a la integración de la cultura entre todos los miembros de ésta y, por ende, mejorará notablemente el clima organizacional.

Juan Pablo Borray / Ingeniero industrial por la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito. Actualmente, es gerente de Desarrollo de Negocios para Latinoamérica de Panduit.

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@PanduitLATAM

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