Con su inconfundible fachada metálica y sus más de 100 metros de altura, este estilizado desarrollo de usos mixtos diseñado por TEN Arquitectos es ya un importante punto de referencia para la escena cultural de Brooklyn, en Nueva York
Por: Paola Guevara, Fotografía: Cortesía de Alan Karchmer
Diseñado en conjunto por Enrique Norten/TEN Arquitectos y ASA/Andrea Steele Architecture, 300 Ashland se alza esbelto con su fachada de metal destellante en el centro de Brooklyn, uno de los cinco boroughs (distritos) neoyorquinos con mayor tradición arquitectónica y vida cultural de la ciudad que nunca duerme.
Erigido junto a la Grand Plaza en un área triangular en la intersección de las avenidas Ashland, Flatbush y Lafayette, comprende más de 4 mil 650 metros cuadrados (m2) de espacios culturales propiedad de la ciudad. Esto incluye a la Academia de Música de Brooklyn, la escuela de artes escénicas 651 Arts Dance Studio, el Museo Contemporáneo de la Diáspora Africana y la nueva sede de la Biblioteca Pública de Brooklyn. Asimismo, consta de 3 mil 994 m2 de espacios comerciales minoristas a lo largo de la avenida Flatbush, entre los que destacan las tiendas Apple y 365 por Whole Foods. Lo anterior tan sólo a unos pasos de 11 líneas del metro diferentes.
La edificación emula la cubierta de una nave o barco, con extremos cónicos y una ligera protuberancia en el medio, si se ve desde arriba. De acuerdo con la ficha técnica de TEN Arquitectos, se conforma por tres secciones: “una columna de circulación central y dos volúmenes a los costados, donde se localizan los departamentos. La torre y la base del edificio están unidas por una piel plegada continua”.
Con 35 pisos y 111 metros de altura, 300 Ashland tiene un doble uso: comercial y residencial. El primero comprende la base del edificio y está compuesto por una serie de niveles exteriores ordenados en terrazas ajardinadas, cuyo diseño fue pensado para aislar el ruido del tránsito de la calle Flatbush al tiempo de crear una experiencia “activa, urbana y pública”. Además, ofrece una “conexión fuerte” con la Grand Plaza, una extensión elevada de la caminata pública, cuya topografía escalonada se puede utilizar para la programación al aire libre de eventos culturales, como proyecciones de películas y espectáculos de danza. Este ordenamiento vertical de la plancha cívica permite al comercio acaparar el perímetro completo de la base, lo que garantiza la vitalidad urbana. La torre dispone de varios accesos públicos, a fin de facilitar el flujo de personas dentro y fuera de los centros culturales, comerciales y de vivienda.
La parte residencial, a su vez, se integra por 379 departamentos de lujo (de uno a dos dormitorios) en renta con vistas panorámicas de los puentes sobre el Río Hudson y los rascacielos neoyorquinos. Cada uno cuenta con persianas solares preinstaladas, pisos de madera noble de roble blanco, alféizares de ventanas Corian, encimeras de acero inoxidable Caesarstone y accesorios de baño Grohe. Los apartamentos incluyen iluminación led y están equipados con electrodomésticos (cocina, triturador de basura, lavadora, secadora, entre otros) con el sello Energy Star.
En cuando a las amenidades, 300 Ashland posee cuatro salas BAM Cinema, una casa club para los residentes en el piso veintinueve, con gimnasio abierto las veinticuatro horas del día y una terraza diseñada por la firma James Corner Field Operations.
UNA PIEL LUMINOSA Y SUSTENTABLE
Si algo caracteriza a las obras del arquitecto mexicano Enrique Norten es la integración de tecnología de avanzada y un énfasis en la edificación sustentable. 300 Ashland no es la excepción, ya que cuenta con un revestimiento de 15 mil 653 paneles de aluminio (ACM, por sus siglas en inglés) perforados de la marca Reynobond® de ALCOA Architectural Products con recubrimientos de fluoropolímero DURANAR® XL de PPG.
En el transcurso de seis meses, la compañía Eastern Exterior Wall Systems instaló más de 172 mil 500 pies cuadrados de ACM perforados para ventilar 875 unidades de aire acondicionado de terminal en paquete (PTAC).
La fachada es multidimensional e incorpora 14 facetas intrincadamente diseñadas, orientadas e instaladas en una compleja combinación de inclinaciones, formas y ángulos. Para producir los efectos de luz especificados en el diseño, la fachada se modeló con paneles de pared y montantes metálicos, incorporando ventanas empotradas inclinadas hacia las paredes –cabe destacar que prácticamente ninguna de las unidades está fabricada con la misma forma o dimensión.
Asimismo, la fachada se pintó con un acabado plateado brillante después de que las visitas de campo revelaron que era el mejor color para resaltar las facetas y capturar las condiciones cambiantes del cielo.
Fiel al estilo de TEN Arquitectos, el diseño transmite ligereza geométrica, prioriza la entrada de luz natural y la transparencia de los espacios abiertos.
Gracias a estos elementos y estrategias de sustentabilidad, la edificación logró una certificación LEED. El 300 Ashland es, pues, un edificio sui géneris que promueve la integración con el entorno, la interacción sociocultural y, sobre todo, abre el camino para el ascenso de la arquitectura metálica en edificios emblemáticos de Brooklyn.