Un rascacielos de 57 niveles se eleva en el corredor corporativo, financiero y comercial de la Ciudad de México. Sin duda, lo tiene todo para convertirse en un emblema de la edificación inteligente a nivel mundial, una solución vertical de gran capacidad y flexibilidad que lleva consigo el máximo aval de la sustentabilidad
Irayda Rodríguez, Fotografía cortesía: LBR&A
Esta magna obra dio un gran paso y rompió con los paradigmas de los edificios de cristal. El proyecto de Torre Reforma, que sobresale como uno de los representantes más altos del país y el mayor en la ciudad, fue desarrollado por LBR&A Arquitectos y liderado por Benjamín Romano.
Nacida con estrella, en 2016 obtuvo la Medalla de Oro de la XIV Bienal Nacional e Internacional de Diseño y Arquitectura Mexicana, otorgada por la Federación de Colegios de Arquitectos de la República Mexicana (FCARM), además de coronarse con el Premio Diamante ACEC del Estado de Nueva York en la Categoría de Sistemas Estructurales.
Emblema urbano
Su forma, derivada por el partido arquitectónico estructural, considera los factores sociales, económicos y ambientales, asegura el despacho LBR&A Arquitectos. La estructura mezcla la suavidad y esbeltez de un trazo innovador con el dinamismo de sus espacios y una geometría nada tradicional. Para empezar, el edificio de 57 pisos, destaca por su apariencia triangular, y está compuesto por dos altos muros de concreto aparente expuesto de 246 metros que dan la impresión de ser un libro abierto.
Los muros dan forma a la volumetría del edificio y están empotrados a 60 metros bajo el nivel de la banqueta, para dar cimiento a la torre y albergar nueve sótanos de estacionamiento. A su vez, la tercera fachada cuenta con tensores metálicos y está cerrada con cristal que, gracias a la cercanía con el Bosque y Castillo de Chapultepec, permite admirar un panorama espectacular. Incluso, para obtener las mejores vistas de la ciudad, la fachada de vidrio gira 45 grados y se desploma 14 metros hacia afuera, encima de la casona histórica que fue preservada en la parte inferior del rascacielos.
Las fachadas se inspiran en la arquitectura mexicana prehispánica y colonial, en las que predominan los materiales sólidos y que permiten la existencia de un espacio libre y versátil, sin columnas. Lo anterior contribuye a la reducción del consumo de energía dentro de la torre. Debido a que la Ciudad de México es una zona de actividad sísmica frecuente, los muros de concreto fueron pensados para tener movimiento mediante sus aberturas de triple altura, las cuales ayudan a disipar la energía de los temblores. Torre Reforma se organiza en 14 clústeres, cada uno de cuatro pisos, con aperturas que se repiten en cada clúster, para dotar de luz natural a los jardines interiores.
Para el diseño estructural y de instalaciones del inmueble, LBR&A Arquitectos estableció una alianza con un grupo multidisciplinario de expertos, entre los que se encuentran ARUP, la firma global de consultores, ingenieros y diseñadores detrás de muchas de las construcciones más innovadoras y sostenibles del mundo, como el Centro Acuático Nacional de Beijing, la Ópera de Sídney y el Centro Pompidou en París.
La altura autorizada para la construcción es del doble del ancho de la calle situada en frente de la propiedad, en este caso Paseo de la Reforma. Sin embargo, aunque existen restricciones para la fachada, la normativa aplicable permite una mayor densidad. Como establece la Norma Mexicana para estas edificaciones, se traza una línea imaginaria a 1.80 metros desde el lado opuesto de la avenida, pasando por el punto más alto de la fachada. Así, la altura potencial del edificio es el límite de esta línea imaginaria. Esto permitió que Torre Reforma alcanzara 246 metros de elevación, con una inclinación a partir de los 200 metros, en un terreno de 2 mil 800 metros cuadrados.
Certificación LEED Platinum
Como un referente en materia de sustentabilidad en México y América Latina, Torre Reforma se suma a la lista de edificios con certificación LEED Platinum a nivel mundial, el máximo rango en la escala otorgada por el U.S. Green Building Council.
Este grado avala el diseño, construcción y operación de los edificios de alto rendimiento, a través de soluciones arquitectónicas de vanguardia, aprovechamiento eficiente de recursos y bajo impacto en el medioambiente. De igual forma, obtuvo la certificación como edificación sustentable por el PAAS, acreditada por la Secretaria de Medio Ambiente de la CDMX (Sedema).
Entre los logros más relevantes para alcanzar este grado de sustentabilidad, se encuentran el ahorro del 30 por ciento en consumo de agua potable, así como tratamiento al cien por ciento de aguas residuales, con una descarga cero al drenaje de la ciudad, y la captación y reutilización de las pluviales. Las cisternas se encuentran a lo largo de la torre para un funcionamiento más eficiente, para depender de la gravedad en vez del uso de bombas, en particular en caso de incendio.
De acuerdo con la American Society of Heating, Refrigerating, and Air-conditioning Engineers (ASHRAE), la envolvente del edificio ofrece una reducción del 24 por ciento en rendimiento y consumo energético. Esta disminución se debe en gran parte al diseño de las fachadas, los muros de concreto y la doble fachada de vidrio con parteluces, lo que permite la iluminación natural en 90 por ciento de los espacios habitables. Esto conlleva beneficios significativos para los usuarios de la torre, al ofrecerles espacios interiores más confortables y estéticos.
Otro de los puntos que la hacen destacar como edificio verde son la disminución en las emisiones de dióxido de carbono, tanto al interior como al exterior, la colocación de espacios verdes que crean corrientes de aire en movimiento, la ventilación a través de patios de triples alturas y su sistema de recolección y contención de basura para enviarla a depósitos de reciclaje.
Preservando la herencia arquitectónica
La torre cuenta con varios servicios que incluyen un auditorio, sky lobby, instalaciones deportivas, espacios abiertos, terrazas, jardines y salas de juntas. Mientras que las áreas comerciales ubicadas en la planta baja permiten que la actividad de la calle se incorpore al vestíbulo principal.
Uno de los mayores retos que enfrentó para su construcción fue la preservación de una casona de cantera rosa, ubicada dentro del predio del inmueble y construida en 1929. El espacio debajo de la casa, catalogada por el INBA como Monumento Artístico, se utilizó para la cimentación de esta edificación de gran altura, el estacionamiento subterráneo y los servicios.
Para ello, se llevó a cabo un complejo procedimiento, que consistió en mover la propiedad temporalmente, conservarla en óptimas condiciones e integrarla a la moderna estructura de 246 metros de altura. El desplazamiento se realizó mediante la colocación de tensores, que evitaron su deformación y algunos muros se robustecieron con placas de acero.
De igual manera, una charola de concreto fue construida bajo el inmueble, confinando la cimentación de piedra existente. Luego de dos meses, regresó a su posición inicial y se colocó sobre sus apoyos finales para continuar con la construcción de la torre. En la actualidad, la casona tiene un uso de área comercial.
Ícono de calidad de vida
En sus 45 mil metros cuadrados rentables para oficinas y más de 2 mil 500 metros cuadrados de zonas comerciales, Torre Reforma brinda accesibilidad, tecnología y compromiso con la salud y el medioambiente, entre otras ventajas competitivas.
Como parte de su diseño, el inmueble optimiza los flujos de los usuarios dentro del edificio y también en relación con la ciudad. Los elevadores para los niveles bajo, medio y alto están separados, aunque comparten el mismo foso, con el objetivo de maximizar los movimientos de sus visitantes.
En materia de seguridad, tanto los elevadores como las escaleras de emergencia pueden utilizarse en caso de un incendio, debido a que los fosos están presurizados y constituyen una de las zonas de refugio de la torre. Lo anterior gracias a los Sistemas Integrados de Conservación de Energía (EEES, por sus siglas en inglés).
Aparte del estacionamiento subterráneo, existen dos edificios con estacionamientos robotizados con capacidad para 480 vehículos, en la parte posterior de la torre. Al no tener rampas o espacios de circulación se evita la emisión de humos tóxicos, además de que no requieren iluminación ni ventilación, beneficio que se ve reflejado en un bajo impacto al medioambiente.
Por útimo, en cuestiones de movilidad, está conectada con la infraestructura existente de los servicios urbanos; dos estaciones de metro, autobuses de tránsito y múltiples estaciones de bicicletas públicas. A nivel de calle, para brindar prioridad a los peatones, se realizó una ampliación de las banquetas ubicadas sobre Paseo de la Reforma, una avenida que ha evolucionado a un ritmo vertiginoso gracias a la construcción de cautivantes rascacielos como Torre Reforma.
Torre Reforma
Proyecto arquitectónico: LBR&A Arquitectos / Benjamín Romano
Diseño y cálculo estructural: ARUP New York y el Dr. Rodolfo Valles Mattox/ DITEC
Diseño de ingenierías: ARUP Los Ángeles
Ingeniería eléctrica: Uribe Ingenieros Asociados
Ingeniería hidráulica: Garza Maldonado y Asociados S.C.
Ingeniería aire acondicionado: DYPRO
Ingeniería en sistemas: Honeywell
Fachada cristal: HEG Diseño e instalación S.A. de C.V.
Concreto: CEMEX (proveedor), Lomcci S.A. de C.V. (contratista)
Acero: Aceros Corey, S.A. De C.V.
Cimentación: CIMESA (Cimentaciones Mexicanas, S.A. de C.V)
Elevadores: Schindler
Estacionamiento robotizado: Wöhr Parking Systems
Estudios
Sustentabilidad: Civita
Flujo de tráfico: Softec, S.C.
Flujo elevadores: Van Deusen & Associates
Estudio de viento: Alan G. Davenport Wind Engineering Group; University of Western Ontario