Lo que vivimos a inicios de la pandemia, durante y actualmente, nos orilló a innovar nuevas formas para adaptar nuestro entorno. Lo anterior, debido a que muchos tuvieron que migrar a formas de trabajo remoto, obligando así, a que los data centers fueran más eficientes por la generación de millones de datos en aumento. Se estima que esta tendencia irá en aumento hasta crecer cinco veces más de lo que se conoce hoy en día, pasando de los 33 zettabytes (ZB) que se manejan en la actualidad hasta alcanzar los 175 ZB para el 2025.

Pero… ¿qué es lo que hace funcionar toda esta información? La respuesta son los centros de datos, ya que son el cerebro de la transformación digital actual, al ser los responsables de gestionar toda la información que se maneja a través de las redes y que es distribuida a millones de dispositivos de TI. En este sentido, los centros de datos están permitiendo la migración hacia un mundo más automatizado y digital.

A partir de lo anterior, la demanda de los servicios que brindan los centros de datos está creciendo exponencialmente, desde los más pequeños en tamaño que abarcan uno o dos racks instalados en pymes hasta los de las grandes empresas de tecnología y conectividad que constantemente innovan debido a sus altos requerimientos de información. Es importante destacar que, así como crecen los centros de datos, la huella generada por el consumo eléctrico también lo hace, motivo por el cual este tipo de instalaciones han buscado hacerse más sostenibles para el medio ambiente de manera continua desde hace más de 10 años.

Este planteamiento ha ido ampliándose gracias a que entendemos de forma más clara el comportamiento y el rol que desempeñan los data centers en el mundo de hoy. Este enfoque se complementa a través de cuatro grandes pilares que se proyectan hacia el futuro: 1) Sostenibilidad: satisfacer las necesidades del negocio de manera responsable sin comprometer los recursos energéticos del futuro; 2) Eficiencia: optimizar el costo de operación y la velocidad de implementación; 3) Adaptabilidad: la capacidad de adaptarse a nuevas tecnologías; 4) Resiliencia: reducción de cualquier posible vulnerabilidad.

La infraestructura que no contemple estos cuatro pilares difícilmente se adaptará a la realidad digital que vivimos hoy y a los desafíos tecnológicos financieros y de comunicación que implican los requerimientos de las TI del futuro. Por ejemplo, se estima que un 50 por ciento de los centros de datos en 2025 serán configurados automáticamente, por lo que una infraestructura que no sea adaptable, resiliente y con la capacidad para optimizar sus recursos difícilmente sobrevivirá dicho cambio tecnológico.

Alberto Llavot 

Estudió Ingeniería Eléctrica Electrónica en la UNAM,  Primer mexicano en lograr la certificación DCCA.  Actualmente es gerente de preventa de la Unidad de Secure Power de Schneider Electric México.

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